Capitulo 3

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 -¡Billy, niños, está la comida! -La joven madre gritó mientras ponía la mesa para cenar

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 -¡Billy, niños, está la comida! -La joven madre gritó mientras ponía la mesa para cenar.

-Oh, querida esto huele delicioso. - Dijo Billy mientras entraba al comedor con los tres niños detrás.

- Jacob, Mia, Mateo ¿se lavaron las manos?_ Preguntó la joven madre cuando vio que estaban apunto de sentarse a comer. Al ver la sonrisa tímida de Jacob y el desvío de miradas de sus hijos supo que no se las habían lavado. - Vayan a lavarse las manos antes de comer.- Dijo la madre con tono firme, mientras ellos rápidamente corrían al lavabo.

Al terminar de comer los niños fueron a la sala de estar a ver una película mientras Billy esperaba pacientemente a que el mate de te, estuviera listo, según Eva el mate de té luego de comer ayudaba con la digestión, pero para ser sinceros Billy nunca había probado este pues era originario de las costas del Uruguay o por lo menos esto le había informado la morocha.

-Listo, prueba, cuidado que está un poco caliente.-  La joven madre le tendió la única taza con una bombilla la cual ella misma fue a buscar hasta su nueva casa.

-Wow ¿Qué contiene?.- Preguntó Billy sorprendido por los diversos sabores que sus papilas gustativas pudieron captar.

-Lo fundamental es que tenga limón, variedad de té y 'yuyos' a elección, un poco de azúcar y una cosa en especifica que era de mi abuela, y no son sus cenizas.- Terminó con gracia mientras le guiñaba un ojo a Billy de forma chistosa pues era de las pocas personas en el mundo que no sabía guiñar un solo ojo, lo que ocasiona que termine guiñando los dos ojos y haciendo una rara mueca.

Sin evitarlo Billy lanzó una gran risotada, le resultaba tan divertido que no podía parar de reírse ya que lo volvía a recrear en su mente una y otra vez, la risa de Billy rápidamente contagió a la joven madre y sin siquiera preverlo estaban los dos en busca de aire pero sin dejar de reírse, con lágrimas en los ojos de la gracia que les daba todo.

Luego de lo que parecieron media hora se pudieron calmar y al ver que en el marco de la puerta se encontraban Jacob y a un adolescente más, se volvieron a mirar para después volverse a reír nuevamente.

-¿Están bien? -La pregunta de Jacob no se hizo esperar pues hacía muchísimo tiempo que no veía reír a su padre de esa forma tan alegre y despreocupada.

-Oh si pequeño, ¿Quién es tu amigo?. -La joven madre preguntó mientras se levantaba para presentarse.

-Soy Quil Ateara.- El joven adolescente se presentó embobado por la que según él era un bombón andante.

-Un gusto, soy Evangelina pero puedes llamarme Eva.- Se presentó la joven madre saludándolo con un beso en su mejilla.

Los adultos compartieron más tiempo juntos con los niños y los dos adolescentes, mirando tele o charlando. Al ver que sus pequeños hijos se durmieron encima de su madre, decidieron despedirse.

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