Capitulo 20

1.6K 146 36
                                    


Han pasado dos semanas desde que Jackson me dejó plantada, en esas dos semanas me volví experta en evitar a Jackson, un poco infantil de mi parte, pero cada vez que nos cruzábamos o el venia a jugar con los niños trataba de hablarme y de disculparse, pero era algo que no quería escuchar, no quería escuchar las excusas, ni los miles de "Perdón" que me decía, no quería darle otra oportunidad para que me dejara plantada nuevamente y simplemente no quería repetir y ser lo mismo que con Enrique, no quería volver a repetir ese ciclo de dolor.

-Adiós señor Alex, que tenga un buen fin de jornada.- Lo saludo cordialmente a Alexander Pérez, un señor grande de alrededor de sus 52 años, con pancita cervecera y unos 170 cm de altura, un hombre moreno muy simpático y cómico, originario de Venezuela con mucho orgullo, pero que se vio en la obligación de emigrar a los Estados Unidos luego de ser el único superviviente de su familia tras la Tragedia del Mocotíes y de que luego dos meses más tarde entró en vigencia el nuevo salario mínimo, por lo que realmente se le complicaba mucho salir adelante luego de quedarse sin hogar y sin dinero. Alexander es el guardia de seguridad del Hospital, y con el que casi siempre intercambiamos alguna que otra palabra en español, recordando con orgullo nuestras raíces latinas.

-Adiós Chama, Que descanses bien.- Se despidió levantando el cogollo de su cabeza y dejando ver su cabellera blanquecina por las canas.

Mis ojos ardían del cansancio, mi mal humor estaba presente y mis emociones estaban desestabilizadas luego de una jornada de 48 horas dentro del hospital, sin poder descansar correctamente, sin poder ver a mis pequeños y perdiendo la cuenta de los cafés que había consumido. Por suerte contaba con la ayuda de Billy y Jackson los cuales se quedaron con los niños anteayer cuidándolos, y con la ayuda de Emily y Sam, quienes se encargaron de los niños ayer. Obviamente eran las personas que más confiaba para dejar a mis pulgosos, a pesar de haber discutido con Jackson yo sabía que él amaba a mis hijos y mis hijos tenían un gran cariño hacia él.

Subiendo a mi auto conduje rápidamente hasta la casa de Emily, eran las 9:15 A.m., por lo que sospeche que ya estarían todos despiertos, el camino fue bastante rápido, no se si porque mi cuerpo había tomado el modo automático por la falta de sueño o si no procesaba nada más que tomar a mis hijos en brazos e irme a casa a descansar sabiendo que ellos están conmigo, a pesar que sé que probablemente no me dejen dormir porque no vieron a su madre en dos días más que por videollamada.

Tocando levemente la puerta, me impaciento por ver a mis pequeños, balanceándome levemente sobre mis pies como niña pequeña.

-Hola Eva, pasa, pasa.- Sam me atendió y tuve que mantener una carcajada al ver su rostro.

-¿Qué te pasó, Sammy?.- Le pregunto con diversión al ver su cara toda dibujada con lo que parece marcador.

-Tus hijos del demonio hicieron una alianza con Emily y Jackson cuando me dormí primero.-Refunfuña al escuchar mi carcajada limpia mientras caminamos a la cocina donde se escuchan risas.

Así es, la verdad no me sorprendía eso de mis pequeños pues cuando estaban en pijamada tenían un lema de hermanos el cual se adaptaba a todos los participantes de la pijamada "El que se duerme, pierde"

-¿Jackson se quedó aquí también? .- Mi pregunta llena de curiosidad quedó en el aire al escuchar los fuertes chillidos de mis "Hijos del demonio".

-¡Mami! .- Mateo y Mia se abalanzan contra mi y yo los tomo en brazos mientras los apapacho fuertemente.

-Mis chiquillos, los extrañe muchísimo ¿Cómo están? .- Les pregunto mientras algunas lágrimas caen por mis mejillas.

Cuando no logro dormir bien o directamente no logro dormir mi sentimientos se intensifican y por lo general eso siempre me lleva a llorar por todo.

DiamanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora