Eva Torris era el nuevo cotilleo en el pequeño pueblo de Forks, una latina de complexión pequeña llena de vida que iluminaba el triste y desolado pueblo, siempre se le veía con una sonrisa en su rostro, y observabas fácilmente cómo sus ojos brilla...
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-¡Mami!, ¡Mami!.- Dos pequeños niños corrían alrededor de las cajas empaquetadas que contenían los artículos más importante para la familia.
-Niños tengan cuidado, se pueden lastimar, ¡Mateo deja esa tijera ahí! -La joven madre corrió donde se encontraba su pequeño hijo para sacarle el objeto afilado con el que podría hacerle un nuevo corte de pelo a su pequeña hermana, olvidándose momentáneamente del encargado de la mudanza que llevaría los muebles a su nueva casa, el cual esperaba pacientemente con su planilla a casi finalizar. -Lo siento ¿en que estábamos? ¡Ah sí!, les decía que tengan cuidado con estas cajas, ya que tienen cosas frágiles y en una de ellas están las cenizas de la tía Margaret, era una perra pero ya sabes al fin y al cabo era mi tía, así que por favor con cuidado, igualmente tienen un pequeño gran aviso que dice "FRÁGIL" _ La joven madre señala las únicas tres cajas que contenían esa pegatina en rojo.
El encargado iba a decir algo pero quedo con las palabras en su boca al ver que la madre corría donde sus hijos para ver que le paso a la niña que lloraba tratando de ser consolada por su hermano, así que resignado el encargado asintió con la cabeza aunque nadie lo viera y fue a comunicarles todo a sus compañeros de trabajo.
La madre acomodaba a los pequeños en sus asientos de seguridad designados, su pastor Alemán Libi iba atrás junto con los niños, mientras el gato Stitch iba en el asiento del pasajero haciéndole compañía a la joven madre, unos minutos más y ya se encontraban en movimiento hacia su nuevo destino, el pequeño pueblo llamado Forks.
La atardecer se estaba poniendo mientras quedaban pocos kilómetros para llegar a su destino, un coche de color rojo estaba parado con las balizas prendidas a un costado de la carretera; Pasando lentamente por al lado del coche pudo ver a una mujer observando todo el humo que salía del motor de su auto, así que parando a unos metros de la mujer, observo a sus hijos durmiendo pacíficamente para acto seguido salir del coche cerrando la puerta despacio para no despertarlos.
-Hola, soy Evangelina Torris, pero todos me llaman Eva ¿Necesitas ayuda?.-Pregunto amablemente mientras se acercaba.
-Oh, hola soy Emily Young, y si creo que se rompió o algo.- Dice la mujer dándose la vuelta, Su piel era cobriza y lustrosa. Llevaba el cabello largo y liso. Era muy bonita, en su cara del lado derecho tenia tres grandes cicatrices de garras, pero a pesar de eso se notaba lo increíblemente bella que era.
-Mmm veamos - La joven madre se acerca a revisar. -Creo que solo se sobrecalentó ¿Te fijaste en la manguera superior del radiador?- Preguntó, pero al ver la expresión en su cara supo de inmediato que no tenía idea de lo que estaba hablando. - Mmmm okay, si quieres lo que podemos hacer es dejar el vehículo aquí, te arrimo hasta tu destino y buscas ayuda, pues ahorita no tengo los materiales suficientes.- Argumenta la joven mientras la mira.
-¿Estás segura? Tengo que ir a la reserva, cerca de la push- Dice mientras le devuelve la mirada.
-¡Excelente! nosotros nos dirigimos a la reserva también, vamos un poco cargados pero definitivamente entras. - Expresa con una sonrisa mientras la ayuda a cerrar bien el auto.
-¿Nuevos habitantes?- Pregunta Emily mientras sigue a la joven madre a su auto.
-Si, quise que mis hijos tuvieran una mejor infancia de la que tuve yo o por lo menos mas tranquila y aparte ya aproveche el puesto de doctora en el hospital Forks Community. -Le respondió mientras levantó al gato del asiento del copiloto para ponerlo atrás. - Lo siento por la poca comodidad, pero de verdad sería mejor en otras circunstancias - Expresa con humor.
- Oh, está bien ¿Esos son tus hijos?. -Pregunta mientras ve a los pequeños durmiendo en sus correspondientes sillas con sus cabezas en el lomo de un pastor alemán el cual la miraba fijamente.
-Si, son mis dos angelitos Mia y Mateo hermanos mellizos tienen 6 años y una energía que hace que a la noche caigas como tronco. -Responde la joven madre con una sonrisa mientras desvía unos segundos la mirada de la carretera al espejo retrovisor donde se podía ver a sus hijos.
-¿Estás casada?- Emily pregunta con curiosidad al no ver un anillo en su dedo índice.
-Oh no, separada del imbécil que es el papá de los niños, ¿Tú?. - Pregunta la joven madre.
-Si, estoy comprometida se llama Sam Uley, pensamos en mudarnos juntos en poco tiempo, de hecho pasó más tiempo en su casa que en la mía, así que prácticamente vivo ahí.- Respondió Emily con una pequeña risa. -Dobla a la derecha y sigue todo recto-Indico suavemente el camino.
Al doblar se podía apreciar una casa de dos pisos, las paredes del exterior estaban pintadas de gris, una ventana estrecha se podía apreciar junto a la puerta principal, que era de un color azul descolorido.
-Bien pues llegamos a su destino, yo viviré a dos calles así que cualquier cosa que necesites estaré cerca. -Dijo la joven madre mientras estacionaba en la entrada de la casa.
-Gracias por traerme Eva, estaba pensando que quizás mañana podrías venir a cenar, solo si tu quieres claro. - Propuso Emily.
-Oh, por supuesto, me encantaría, a las 19:30 estaremos por aquí.- Respondió la joven madre con una gran sonrisa dibujada en su rostro, mientras veía a Emily bajar del coche y Eva colocaba al gato en su lugar anterior.
Tocando la bocina de su auto como saludo sigue en camino hasta llegar a su nueva casa, una casa de madera la cual era de un piso, con un par de juegos para niños en el patio trasero.
-Amores, a despertarse - Dijo la joven madre mientras aparcaba el coche frente al garaje, y a continuación bajaba para dirigirse a las puertas traseras y desabrochar los cinturones de seguridad de las sillas especiales para niños, mientras el perro salían hacer sus necesidades y a explorar. - ¡¡Arriba zombis nos atacan!! - Grito la madre al ver que no despertaban. -¡¡Rápido, salir del coche!!- Grito nuevamente al ver a sus hijos despertarse mientras salían corriendo del auto.
La primera risa que retumbó por toda el área fue la de la joven madre mientras la de los pequeños le seguían.
-¡¡Corran, soy un zombi y me comeré sus pequeños cerebros inteligentes!! - Grito la madre mientras extendía los brazos hacia el frente y ponía una voz más gruesa.
La risas de los niños eran tan altas que incluso el vecino se asomó por la ventana viendo a una joven corriendo detrás de unos niños los cuales iban tomados de la mano, mientras se ayudaban entre sí a correr más rápidos.
-¡¡No mamá zombi, no nos comas!!- Gritaron junto a un chillido cuando la joven madre los atrapó agarrándolos a cada uno en un brazo mientras corría y hacía un pequeño giro en su lugar ocasionando risas más elevadas.
La joven madre se tiró al piso con cuidado de que los niños no se lastimen y les empezó hacer cosquillas en el estómago, mientras el perro que antes estaban explorando los alrededores ahora estaban junto a la pequeña familia.
Hola, bienvenidos a mi historia, soy realmente nuevo en esto, así que posiblemente tenga algún fallo, por lo que estoy abierta a las criticas constructivas.
Primero que nada me gustaría agradecer por estar dando una oportunidad a mi historia y segundo es que esta historia tendrá contenido Lgbtq así que agradecería que si no te gusta este tema te retires de la historia.
Agradecería profundamente si votaran o comentaran pues esto me impulsa a escribir y tratar de mejorar por ustedes.