Desde el día que mis demonios del pasado volvieron por un momento a mi presente, pasaron alrededor de tres semanas, la batalla estaba a la vuelta de la esquina y con ella las primeras discusiones con Jackson.
No todo estaba del todo bien entre nosotros, tratábamos de pasar más tiempo con los niños para que no sospecharan nada pero cuando se iban a jugar con el abuelo Billy o a la casa de Vane, las cosas se ponían muy tensas enseguida, sabía desde el primer momento, que él iba a pelear, nunca lo dude, el podía amarnos con toda su alma pero era su familia la que estaba en riesgo y ante eso nadie se iba a interponer en su camino, pero a medida que el día se acercaba, yo tenía más miedo de que se vaya y ya no vuelva.
En gran parte era mis sentimientos egoístas que se interponían en nuestra relación, él me quería explicar y yo no quería escuchar, cosa que no era muy buena para nuestra comunicación que tanto nos habíamos esforzado en hacer en estos meses, al final de día sabía que me estaba comportando de forma inmadura, pero era su vida de la que estábamos hablando, el miedo me inundaba por todos los poros, sabía lo que era un vampiro, sabía en carne propia lo que podía hacer, solo imaginense un montón de ellos, de vampiros neófitos, sedientos de sangre que pasarían lo que sea con solo saciar ese escozor en sus gargantas.
-Mami, ¿Podemos ir a jugar en la casa del tío Norman?.- Mateo vienen corriendo con Mía agarrada de su mano y la otra en Peter, Norman entrando unos minutos después con su nueva novia bajo el brazo.
-Melody, Norman, que gusto volver a verlos.- Plante una sonrisa en mi rostro y me acerque con Jackson detrás de mí para abrazarlos, demorándome más en los brazos del hombre pelilargo, pues estos me transmitían esa calma de hermandad que tanto necesitaba tras estas dos semanas de discusiones con mi pareja.
-Bombón latino, ¿Que tal estás?.- Me pregunta aunque sabe la respuesta, de hecho por eso estaba ahora aquí buscando a los pequeños, para dejarnos a Jack y a mi solos. Sinceramente encontré ese refugio en sus brazos, Norman era mi otra mitad, esa que me generaba calma, Jackson sabía de todo esto, al principio tenía sus dudas y sus inseguridades pero luego se le pasaron, sabía que Norman era mi amor platonico y que no lo veía más que como un amigo e incluso un hermano.
-Bien, Norman, todo bien, ¿Tú Melody, como vas en el trabajo?.- Le pregunté tratando de evitar el tema.
-Bien, ya saben como son los niños.-Responde con su habitual voz suave, Melody era maestra en la escuela de Forks, tenía una habilidad nata para los niños y un corazón enorme, realmente Norman tenía suerte de tenerla en su vida. Media alrededor de 1,65 cm, tenía un pelo castaño con flequillo y una hermosa sonrisa, realmente eran de esas personas que se ven en las películas de la chica perfecta, con la única distinción de que ella no tiene esa actitud de perra.
Tras haber hablado un poco más los cuatro, la pareja se marchó con los tres niños corriendo delante de ellos, ya se les veía la energía a leguas.
-¿Ya podemos hablar o te vas a ir nuevamente?, no me gusta estar así, cariño.- Jackson habla con un suspiro cansado.
-A mi tampoco, pero no me gusta la idea que vayas.- Trato de expresar.
-Eva, ya hablamos sobre esto, no puedes decirme eso, sabes que si me lo pidieras me tendria que quedar porque mi amor y lealtad por ti son más grande que todo lo demás, pero es de mi familia lo que estamos hablando, son mis hermanos, mi manada, hay gente que corre peligro en esto Eva, ustedes corren peligro si no acabamos con los chupasangre.- Me explica moviendo sus manos para enfatizar lo frustrado que le ponía el tema.
-Si, Black, haz lo que quieras.- Las palabras cortantes salieron sin yo quererlo, mientras me daba la vuelta para marcharme a la habitación y mantener distancia entre nosotros.

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Diamante
RomansaEva Torris era el nuevo cotilleo en el pequeño pueblo de Forks, una latina de complexión pequeña llena de vida que iluminaba el triste y desolado pueblo, siempre se le veía con una sonrisa en su rostro, y observabas fácilmente cómo sus ojos brilla...