Capitulo 27

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-Ángel, ya volvimos.- La voz grave de Jackson inundó toda la casa.

-¡En la cocina Jack!.- Grité mientras secaba mis manos que anteriormente estaban lavando los platos con el repasador de estampado navideño.

Abriéndose paso por el marco abierto de la cocina apareció la gran figura de Jackson con los niños en cada uno de sus brazos, que venían llegando de la escuela.

-¡Mami!.- Gritaron en sincronía los mellizos, mientras se tiraban de los brazos de Jack a los míos. Mi cuerpo retrocedió un poco y afortunadamente tenía la encimera detrás.

-¿Cómo les fue, hermosos de mi vida?.- Les pregunto mientras ajusto mi agarre en ellos.

-Bien, hoy le dimos la bienvenida a unos hermanitos que entraron nuevos como nosotros a la escuela.- Mateo me explica mientras mueve su cuerpo con emoción lo que hace que los deje en la encimera sentados.

-¡Si!, se llaman Mail y Murck.- Dice Mía, mientras balancea sus piernas de abajo hacia arriba.

-Es Maik y Marck.- Le corrige a Mía, cosa que se estaba volviendo costumbre entre ellos, en ocasiones era divertido verlos corregirse una y otra vez, pero dejaba de ser divertido cuando pasaba una hora y todavía no terminaban, supongo que era una de las tantas cosas que habían aprendido o heredado de mí, la terquedad.

-Oh, que bien ¿Y que hicieron?.-Les pregunto tratando de cortar el problema y cambiar de tema mientras saco la carne y los vegetales para empezar a cocinar, mirando a Jack por el rabillo del ojo lo veo empezar a lavarse las manos con profundidad, como yo le enseñe.

-Nada, pintamos una casa de madela en un papel, y nos sentamos los cuatro juntos, pero como Peter quedó solito, yo lo invite a sentarse con nosotros y ahora somos los cinco amigos.- Mateo dice con emoción.

-Me alegro mucho por ustedes pequeños, ¿Les mandaron deberes?.- Preguntó mientras les doy un par de besos en sus naricillas.

-Si, tenemos que dibujar quien es nuestra familia, y nosotros le dijimos que tenemos mucha familia pero la maestra de dibujo dijo que solo dibujemos con los que vivíamos.- Mía explica mientras sopla un cabello que cayó en su rostro y me da una sonrisa que deja ver la falta de su paleta derecha, salida recientemente.

-Bien chicos, lávense las manos, sáquense el uniforme y empiecen sus deberes.- Les ordeno mientras los ayudo a bajar y les doy un beso en cada mejilla.

-Si, mami.- Vuelven a hablar sincronizados y van corriendo a su cuarto.

Una vez que noto que no vuelven, me doy vuelta con una sonrisa encontrándome a Jack con un delantal negro que se adhiere a su sexy cuerpo, estaba con la punta de su lengua hacía afuera mientras tenia extrema concentración en pelar la papa en su mano. Con una sonrisa me acerco por detrás y meto mis manos por dentro de su musculosa blanca, acariciando suavemente su caliente piel le doy besos en su hombro.

Al sentir mi tacto deja la papa y se gira hacia mí, sus manos bajan a mi cintura y me atraen a él para luego besarme.

-¿Cuando crees que será el momento adecuado para decirles?.- Jack me pregunta en un susurro.

-No lo sé, quizás pronto.- Le contestó con una sonrisa, mientras me vuelvo a parar en puntillas para besarlo nuevamente.

Pasó un mes y medio desde que nos enfrentamos al vampiro, un mes y medio desde que estamos saliendo a escondidas de los niños, para ser sinceros quiero estar segura de esto antes de ilusionar a los niños. Un mes y medio donde todo fue perfecto y feliz, pero también un mes y medio desde que empecé a sentirme rara.

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