-Adiós niños, mamá los ama.- Les digo mientras les doy un beso y un abrazo a cada uno.- ¡Diviértanse y aprendan mucho!.- Grito al ver que se van corriendo, al terminar de subir las escaleras los dos se dan vuelta y me saludan moviendo sus manitos de un lado al otro, para luego girarse y entrar los dos tomados de la mano.
- Uno nunca logra acostumbrarse ¿No?.- Una voz masculina hace que me limpie rápidamente las lágrimas que salieron de mis ojos, y girarme a mi derecha, lo que hace que me encuentre a un hombre fornido de unos 40 años tal vez, media aproximadamente 1.78, sus ojos eran azules, su cabello le llegaba a la altura de sus hombros, tenía barba cubriendo parte de su rostro y un visible puchero pintaba sus labios.
-Supongo que no, es la segunda vez que se tienen que alejar y ni siquiera pasaron 5 minutos y ya los extraño, supongo que me tendré que acostumbrar a esto.- Un suspiro sale de mis labios, mientras miro la puerta como si en algún momento vuelvan aparecer.- En fin ¿Tu ya te acostumbraste?.- Preguntó mientras dirijo mi mirada hacia él y lo escaneo con la mirada.
-Nop.- Dice haciendo resonar la "p".-Todavía no me acostumbro, soy padre soltero y cuando se va, ya no tengo nada para hacer, pero creo que estoy disfrutando de su ausencia limitada, creme con el tiempo te vas acostumbrando y lo encuentras incluso estimulante.-Al ver mi mirada interrogante se apresura a hablar nuevamente.- Ya sabes, tienes tiempo para ti y hacer lo que te venga en gana, yo los llamo "momentos de gloria'', creo que esos momentos son más hermosos que un orgasmo.- Termina con una sonrisa y un guiño.
Suelto una fuerte carcajada al escucharlo, realmente parece saber de lo que está hablando y sin duda su sentido del humor es compatible con el mío, así que decido presentarme.
-Soy Evangelina Torris, pero puedes decirme Eva.-Me presento estirando la mano con una radiante sonrisa.
-Soy Norman Parker, pero puedes decirme Norman o lo que se te ocurra.-Se presenta mientras estrecha mi mano, pero como buena latina que soy, lo tiró hacia mí para darle un beso en su mejilla.- Wow primor, eso no me lo esperaba, pensé que eras de las difíciles.- Dijo con un deje de broma en su voz.
Sacándome una risa lo empujo levemente el hombro.- Idiota, ¿Cuál es el tuyo?.- Pregunto mientras miro a los pocos niños que quedaban.
-El rubio con complejo de príncipe encantador.- Me señala a un niño pequeño que se acomodaba su cabello con un movimiento de cabeza.
-Es hermoso, ¿Cuántos años tiene y como se llama? .-Le pregunto mientras se me forma una sonrisa al ver sus ojos brillando de orgullo.
-Se llama Peter, tiene 8 años, los cumplió el mes pasado.- Comenta con una sonrisa de oreja a oreja.- Y por favor, obviamente va a ser hermosamente perfecto, si me tiene a mi como padre, la verdad hice un trabajo perfecto sin duda alguna.- Dice mientras se limpia el polvo inexistente de su hombro derecho, lo que me saca una risa. -Bueno Primor, me tendré que marchar, ahora mismo comienza mi momento de gloria.- Termina la conversación mientras ve a su hijo entrar y me saluda con un beso en la mejilla acompañado de un guiño de despedida.
Negando levemente la cabeza con diversión me subo a mi auto y parto a mi casa pues en breve iré a la casa de Billy ya que quedamos en desayunar juntos. Al llegar a casa rápidamente abro las ventanas, alimento a mis dos animalitos, limpio los platos que quedaron sucios del desayuno de los niños y barro un poco para sacar los pelos de Stich, el gato. Luego de dejar todo limpio, parto a la casa de Billy a desayunar.
Toco la puerta suavemente y a los pocos minutos se abre la puerta dejándome ver a Jackson con una sonrisa, me quedó congelada unos segundos, las manos me empiezan a sudar lentamente y mi corazón late con intensidad, carraspeando la garganta y limpiando mis manos suavemente con mi pantalón, vuelvo al mundo real y lo saludo con un beso en la mejilla, como si esos sentimientos nunca hubieran venido a mi como un huracán.

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Diamante
Любовные романыEva Torris era el nuevo cotilleo en el pequeño pueblo de Forks, una latina de complexión pequeña llena de vida que iluminaba el triste y desolado pueblo, siempre se le veía con una sonrisa en su rostro, y observabas fácilmente cómo sus ojos brilla...