El cómodo calor del fuego proveniente de la estufa que prendió recientemente Jackson, abrazaba mi anatomía y alejaba al frío de afuera, rodeando la casa de un ambiente cálido.
Mi gato Stich descansaba cómodamente en el sillón individual el cual se lo había apropiado como su reino gatuno, sin embargo Libi quedó en el cuarto de los niños velando por sus sueños.
-¿Qué te pareció la fogata?.- La voz de Jackson se escuchó nada más sentarme, su pierna subía y bajaba a un ritmo impresionante y no creo que él fuera capaz de verlo.
-Bien, las leyendas fueron simplemente impresionantes ¿Te imaginas que fueran reales?.- Mi pregunta salió con una carcajada, pues era tan imposible que daba gracia.
-¿Qué harías si te dijera que sí son reales?.- La mirada de Jackson me recorría el rostro en busca de lo que supuse expresiones.
-Te mostraría un estudio científico de cómo eso no sería remotamente posible.- Mi voz salió levemente con humor mientras lo miraba de arriba abajo.
El sonido de nuestras voces había acallado y lo único que cortaba el silencio era la leña siendo consumida por el fuego, la boca de Jackson abría y cerraba y sus manos no dejaban de frotarse entre sí. Lo mire con una ceja alzada por varios minutos hasta que vi que era posible que no hablara entonces decidí relajarme en el sofá, disfrutando del calor de la estufa y del calor corporal de Jackson.
-¿Recuerdas esa vez que te dije que no podía decirte ciertas cosas y que no lo creerías?.- La pregunta me hace abrir nuevamente los ojos que había cerrado y asentir mirándolo fijamente.- Bueno eh, las leyendas son reales, soy un espíritu guerrero, puedo convertirme en un lobo.- Antes de siquiera poder dejarlo continuar mi carcajada se escuchó por toda la sala.
-¿Enserio Jack? Pues yo soy Hulk cuando me enojo me convierto en un monstruo gigante con sed de destrucción.- Lo relató con burla en mi voz pero todo se desaparece al ver la seriedad en el rostro de Jackson.
-Ángel, esto es serio, no estoy bromeando.- Me dice mientras me toma de mis manos.
Acá estamos viéndonos el uno al otro en el sillón donde nos habíamos besado, pero esta vez con distintas emociones, no quería pero no podía de dejar de pensar que estaba loco, tal vez alguna vez Billy lo dejo caer cuando era pequeño, o fui yo quizás la culpable cuando lo atropelle, pero a pesar de que confiaba muchísimo en Jackson no pude evitar pensar que me estaba mintiendo, y que me mientan me enojaba muchísimo, por lo que no registre las palabras cuando salieron de mi boca.
-Pruébamelo.- Mi rostro carecía de diversión y su rostro desbordaba nerviosismo.
-Esta bien.- El leve susurro no hubiese sido escuchado si no estuviera tan cerca de él. Levantándose me puso su campera y su gorro para luego salir afuera, cerrando la puerta suavemente.- Por favor no te asustes, sigo siendo yo pase lo que pase ¿Si?.- Me pregunta suavemente mientras acariciaba mis mejillas.
Mi cabeza asiente suavemente y él lo toma como una señal para empezar a retroceder lentamente sin dejar de mirar hasta que sus pies no se mueven más y empieza a sacarse lentamente la remera, marcando sus sexi pack de abdominales, pero la vista queda borrada por la preocupación al verlo empezar a sacarse los zapatos junto con su pantalón, definitivamente hubiese disfrutado en otra ocasión pero no en esta.
-¡Jackson! ¿Qué haces, acaso estás loco? ¿Es que no sientes lo frío que está?.- Le pregunto mientras intento caminar a donde él está pero su mano extendida hace que pare bruscamente.
-Por favor Eva, solo mira, no te acerques, por favor por lo que más quiera no te acerques, cuando todo suceda no quiero lastimarte.- Su súplica hace que ni siquiera pueda moverme de mi lugar y su comentario me deja confundida.
ESTÁS LEYENDO
Diamante
RomantizmEva Torris era el nuevo cotilleo en el pequeño pueblo de Forks, una latina de complexión pequeña llena de vida que iluminaba el triste y desolado pueblo, siempre se le veía con una sonrisa en su rostro, y observabas fácilmente cómo sus ojos brilla...