—Anne... Estás... aquí...
Ella sonrió con ironía, —Aquí estoy, igual que llevo toda la semana estando aquí.
—Anne... Yo...
—Si lo más sorprendente es que estés tú.
—Lo siento mucho, yo...
—No, yo lo siento. Siento mucho haber estado aquí una semana plantada como una idiota esperando a que aparecieras.
—Anne, escúchame, por favor. —Se cruzó de brazos y supe que por fin me iba a conceder la palabra, aunque un poco a disgusto—. Mi madre finalmente fue a la cárcel y yo... Estoy viviendo con mi tía, que prácticamente no conozco, y no podía... Estaba intentando asimilar mi nueva vida, ¿sabes?
Su expresión se ablandó y me dieron ganas de llenarle la cara de besos, pero no era el momento.
—Oh, mierda... Lo siento mucho.
Aquí estamos de vuelta y con muchas ganas de darle un final a esta historia. ¿Están preparadxs?
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La chica que amaba las estrellas
Short StoryDaría lo que fuera por escucharte decirlo una vez más que el universo fue creado solo para ser visto por mis ojos. © OBRA REGISTRADA