—Me llamo Anne —dijo, sin siquiera mirarme, en cuanto me acerqué a ella.
Me quedé petrificado en el sitio, —¿Cómo dices?
—Querías saber mi nombre. —Se dio la vuelta para fijar sus ojos en los mios—. Ese es. Anne.
Incluso su nombre era bonito.
No pude reprimir una sonrisa. Por alguna razón era especialmente reservada. Sin embargo, estaba abriéndose a mí.
Estaba intentando que esto saliera bien... y yo no podía estar más agradecido.
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La chica que amaba las estrellas
Short StoryDaría lo que fuera por escucharte decirlo una vez más que el universo fue creado solo para ser visto por mis ojos. © OBRA REGISTRADA