Había pasado más de una semana y, definitivamente, podía afirmar que habían sido los peores días de mi vida.
Desde aquel día, seguí acudiendo cada noche al mirador, pero ni rastro de aquella chica que me había robado el corazón. Y estaba comenzando a desistir.
Seguía dolido por todo lo ocurrido, pero la desesperación por dar con ella era cada vez mayor, y el hecho de que no pudiera contactar con ella de ninguna manera lo hacía todo mucho peor.
No sabía qué más podía hacer... y me estaba rindiendo.
ESTÁS LEYENDO
La chica que amaba las estrellas
Short StoryDaría lo que fuera por escucharte decirlo una vez más que el universo fue creado solo para ser visto por mis ojos. © OBRA REGISTRADA