La venganza de la dama Millonaria (Camren G!P)

Once

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En la casa de los Miracle

-Ella es la que nos servirá- dice el hombre mientras que Camila está en una esquina consumiendo sangre, aunque el desagrado en su cara por la sangre que ingiere no pasa desapercibida. Su rostro se alza a donde está su padre y gira el rostro pero lo ignora y sigue en lo suyo –Necesita nutrirse para poder ir- comenta el mismo hombre mientras la observa.

-Es mi hija, no puedes hacerle eso- comenta Alejandro pero su mirada no se aparta de la mujer.

-Dejo de ser tu hija cuando llego aquí- el hombre alzo la ceja y lo vio atentamente. El hombre adulto asintió pero salió del lugar, la chica no entendía pero se quedó allí observando el lugar.

Se levantó y camino hacia la estantería en donde una variedad de libros estaban disponibles, ve uno que le parece interesante y lo saca.

"Como revivir a los alfas" abre el libro con intriga de que le puede interesar y comienza a leer mientras sigue bebiendo, la lectura cada vez se vuelve más interesante.

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En la casa de Jáuregui

Las cosas se han vuelto un poco desastrosas, el cuerpo de Cristian está muy débil como para incluso poder abrir sus ojos, Jang como pudo lo alzo y lo acostó al lado de Lauren, la estampa que había hasta el momento no era nada buena, los dos lobos uno al lado de otro.

Elisa ya no sabía qué hacer, sus pies estaban adoloridos y se había abiertos las heridas de nuevo sin querer por la agitación del momento, se sienta al lado de Cristian y mira a su madre.

-Está muy decaído, pero podemos buscar alguna forma de suturar la herida ¿Tienen botiquín o algo?- Christine asiente y sale corriendo, Katherine ya tenía una venda en la cabeza al igual que Susan.

La pelirroja llega con un pequeño maletín y se lo pasa a la madre de Elisa, esta le pide permiso a la chica y se sienta.

-Tengo años que no hago esto, pero lo que menos necesitamos ahora es ser escépticos- dice pero todos se quedan en la habitación –Necesito gasas- el chico sale, se escucha la puerta de una habitación abrirse y cerrarse de golpe. Los paquetes de gasa están al lado de la madre de Elisa –Necesito sangre, preferiblemente de la que él sea compatible, lo va a necesitar y suero. Pero sobre todo que salgan de la habitación- la mirada de Elisa fue mucho más molesta de lo que pensó su madre.

Todos se giraron y salieron de la sala con la determinación de que buscarían la sangre y el suero para colocárselo.

Savannah de McQuoid

Abro la caja y veo todo lo que hay dentro, saco lo que puedo que este en su estuche y lo ordeno, busco unos guantes y los coloco.

-Sabes algo Cristian, no me caes mal, pero si dañas a mi niña ya sé por dónde estás herido- comento con gracia terminando de ajustarme los guantes. Veo las gasas y el agua para curar.

Encuentro unas tijeras y rasgo lo que queda de la camisa llena de sangre, veo la herida y como el rostro del chico esta todo lleno de sangre.

-Hare lo que pueda, te prometo que lo hare. Pero antes de te despiertes sabré quien te hizo esto- mis palabras son un tenues porque se lo que puedo encontrar, y aunque tengo un dolor en mi pecho, necesito verlo.

Saco la aguja y enhebro el hilo, tomo el agua y mojo una gasa para limpiar lo mejor que puedo.

-Lo siento por todo niño, lo siento-