Treinta y dos

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Maratón 

4/?

perdón ya no se cual numero seguida jajajaj



Elisa no tiene piedad mientras que sus dientes no dejan de apretar fuertemente en el cuello del hombre. Claous está tratando de quitarla de encima de el con las pocas fuerzas que posee gracias a la perdida de sangre, ella se aparta pero sus ojos rojos ya es todo un hecho cuando no puede dejar de mirarle con ira, rabia y mucho poder corriendo por su cuerpo.

La sangre está corriendo por su barbilla, la sonrisa está en sus labios cuando puede ver como el hombre tiene básicamente todo el color fuera de su rostro, su pensamiento no estaba en sí, la venganza es lo único que estaba buscando en ese momento, aun así ella gira su rostro para divisar a los otros que estaban escondidos en la habitación.

Batiste y Antonella estaban viendo con horror desde la puerta que no lograba abrirse por nada, sus fuerzas eran nulas para lo que la mujer tenía rodeando en el sucio cuarto. El poder que estaba desprendiendo era muy fuerte que ni siquiera Batiste podía hacer algo para detenerlo.

Los Dankworth estaban tratando de escapar inútilmente del lugar, el poder los hacia tener que devolverse, tiraba de ellos como una fuerza que al final hacia que cayeran de nuevo al suelo. La cabeza de Elisa se inclinó a un costado y sus ojos se cerraron, la inhalación fue muy fuerte y sus ojos cambiaron a un precioso verde esmeralda brillante, la sonrisa se posó en sus labios como un cuento de hadas, antes de caer en los sollozos de los hechiceros que los tres mediocres habían traído para dominar las mentes de sus cercanos.

Su mano tenia gotas de sangre por la forma tan desprolija con la que se había limpiado su barbilla luego de tomar a Claous, estaba moviendo su cabeza de un lado a otro como escuchando una suave melodía que retumbaba en su interior.

-¿De verdad piensan que van a salir vivos de esta habitación?- la pregunta es suave cuando ella se levanta, Claous no puede moverse aunque aún estira como puede su manos. –Nunca valoraste a tu hijo como deberías ¿Qué te hace pensar que él te extraño cuando murió?- hizo la pregunta hacia el hombre moribundo en el suelo. Giro su cabeza hacia el con premura, al mismo tiempo que pasaba su lengua por su labio.

-Lo detestaste desde que nació, era un bastardo para ti, pero te diste cuenta tarde de cuanto dolía su perdida- termino de decir para comenzar a reír, su cabeza se dejó caer hacia atrás con la risa burbujeando en sus labios. –Un maldito mal padre, pero quizás ahora estoy entendiendo a tu bastardo y muerto hijo- en un movimiento rápido miro a Antonella –Y a tu novio muerto tampoco lo valoraste ¿Verdad? Solo con verte me dices que no-

Camila se comenzó a remover de un lado a otro y Lauren junto a ella, sus ojos seguían cerrados pero los parpados estaban tratando de abrirse. Elisa dejo salir un suspiro y volvió a mirar hacia los Dankworth.

-Desearas desde el infierno nunca haberme puesto una mano encima- se giró y claro con fuerza sus uñas en el cuello de Claous apretándolo con tanta violencia que la sangre mancho gran parte de su mano, pero la forma en que lo apretaba era tan desquiciada que ella no podía aun soltarlo. Se agacho y paso su lengua por la sangre antes de que la puerta se abriera con tanta fuerza que incluso se partió en la pared.

-¡ELISA!- el fuerte gruñido retumbo por todo el lugar dejando a un sudado y exaltado Cristian en la puerta. Su cabeza se movió con rapidez por todo el lugar, notando a los hombres en la esquina apretándose entre ellos, Antonella y Batiste casi en el suelo sin poder moverse, Camila y Lauren moviéndose como pueden atados de sus manos colgando del techo y a Elisa con su rostro, cuerpo y manos llenas de sangre soltando el cuerpo inerte de Claous.

-Eli...Elisa- sus ojos no se apartaron de la mujer, no podía creer que ella estuviera viva y fuera de sus cabales, pero fuera de todo eso, su corazón estaba latiendo como el tanto estaba deseando.

Los movimientos de Cristian debían de ser rápidos pero no pudo cuando sintió como Batiste lo tomo de los pies causando que este cayera, Elisa estaba por alzar su mano para detener lo que Batiste le haría Cristian cuando sintió como era tomada de brazos y de su cuello por los hechiceros que estaban acurrucados en el rincón.

Se agito con fuerza tratando de moverse con violencia tirando a uno de ellos golpeando la espalda en la pared al mismo tiempo que se gira y toma al otro estrellándolo en el mismo lugar en donde había caído el otro. Los hombres se levantan con rapidez para volver a atacar con violencia dándole ventajas a los Dankworth para aprisionar a Cristian.

Por otro lado el menor de los Spinter estaba azotando a la pared el cuerpo de Batiste mientras que Antonella estaba tratando de correr fuera del lugar. Los pasos de la menor de los Dankworth fueron detenidos cuando Alejandro y Ann llegaron a la habitación.

Los ojos grande de la pelirroja miraban horrorizada como Ann no dejaba de sonreírle tan maléficamente como Elisa un momento antes, pero lo que no espero es que en lugar de Ann atacarla fue directamente Alejandro, quien la tomo de la garganta y la comenzó alzar con lentitud, las manos de la chica se posaron encima de las del hombre para tratar de apartarlas de su cuello.

La fuerza que estaba ejerciendo era mucha pero ella aun podía tener un poco de fuerza para contrarrestarlas.

Cristian miro hacia Elisa que estaba peleando contra los dos hechiceros, corrió hacia ella y tomo a cada uno de ellos con sus manos apretando sus cuellos, aquello le dio tiempo a Elisa de correr hacia Batiste y atacarlo, quizás era mejor pelear con uno que con dos al mismo tiempo.

Ann fue rápidamente hacia donde estaban colgados los recién casados y llevo sus manos a la cabeza de Lauren, las palabras eran suaves y rápidas, sus ojos cerrados para que todo se agilizara, sintió como la tensión del cuerpo de Lauren desapareció y fue directamente hacia Camila para hacer lo mismo.

La bruja mayor escucho un estruendo a su costado pero no abrió sus ojos, siguió murmurando hasta que el cuerpo de Camila también dejo de estar tensa, pero cuando ella abrió sus ojos Camila la estaba mirando tratando de tomar grandes bocanadas de aire.

No espero mucho cuando sintió su cuerpo apartado para ver como la alfa tiraba de las cadenas de la Cabello menor y así poder soltarla.

Eliot sabía que estaba ocurriendo pero cuando llego al lugar todo era un completo desastre, sus pasos estaban acelerados y hecho furia cuando ve como varios de los que eran sus compañeros estaban muertos y entre los que los estaban asesinando estaba Alejandro, el hombre que el mismo había hechizado.

La venganza de la dama Millonaria (Camren G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora