XXXI

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Maratón

3/?



Elisa McQuoid

Ladeo mi cabeza con la esperanza de que la imbécil que tengo delante de mí se atreva a atacarme, lo estoy esperando con ansias, deseo que sus manos se posen encima de mí para poder acabar con lo que resta de su miserable y desagradable vida. La mujer es más astuta de lo que uno puede pensar, esta caminando a pasos lentos hacia mi mientras sus dientes están trillando.

-Vamos a ver quién muere primero, tu o tus amiguitos- sus labios se curvan en una sonrisa ladeada que me hace querer comenzar a rasgarlo por todos hasta llegar a su cabeza y también separarla.

Mi respiración comienza agitarse, pero cuando menos lo pienso sus manos ya están encima de mi cuerpo, yo no me pienso detener, no ahora que la tengo delante de mí, mi energía se desprende de mis brazos causando que ella tira de sus manos para apartarse.

-¿Sabes lo maravilloso que sentí cuando Nathaniel murió? ¿Quieres que te lo diga? ¿O deseas sentirlo?- mi puño golpea directamente el centro del pecho de Antonella causando que ella caiga hacia atrás tomándolo entre sus manos.

Mi enfoque esta en ella pero no por mucho cuando el grito de Batiste es tan alto que me hace desviar la mirada, lo veo correr rápidamente hacia mí con su mano empuñada directamente para darme un golpe. Estoy adolorida pero mi energía puede ayudarme, salvare de esta a Camila como ella lo ha hecho conmigo.

Me aparto rápidamente hacia un costado pero mi pierna se alza causando que el hombre estrelle parte de su estómago con ella, él se dobla un poco hacia adelante pero el brazo que termino detrás de mi espalda hace que estire su mano y tome mi cabello tirando de él y así halarlo con violencia.

-¡Mierda!- gimo de dolor pero mi mano golpea el lateral de su cabeza causando que se aturda lo suficiente por el suyo.

-¡Desgraciada!- grita Antonella tomando del cuello, está apretando fuertemente, siento como el aire está comenzando a faltar y mucho más cuando siento que me toman del brazo, cuando giro mi rostro veo a Claous a mi lado apretándolo con fuerza para que no me suelte.

No puedo evitarlo, realmente no puedo hacerlo cuando veo a las tres personas tratando de matarme, la sonrisa florece en mis labios y muerdo el inferior. Los ojos de Antonella no dejan de mirarme mientras sé que estoy pasando de mi color natural hacia un morado intenso.

-Pégate más a mí, Antonella- susurro mordiendo mi lengua por mis dientes delanteros –Acércate a más a mí, dame todo tu poder- murmure sin dejar de mirarla con mi sonrisa ladeada.

Mis manos tocaron los brazos de los hombres a mis costados, mi madre me enseño algo fundamental, algo elemental, pero muy poderoso, no debería hacerlo porque me debilitaría a tal punto de necesitar darme una siesta, es tonto pero muchas personas asumen que cuando consumes el poder te haces más fuerte, pero no, no es así, consumir poder también quita tu poder, te cansa y te agota, aunque eso ahora no es algo que me moleste en este momento.

Clavo las uñas en los brazos de Claous y Batiste tan fuerte que ellos jadean de dolor, puedo decir que he atravesado sus abrigos y mis uñas tocan la carne, siento de Claous el goteo de su sangre y mi lado vampiro quiere absorberla.

Mi lengua se pasa por mi labio superior, aun así no puedo evitar escuchar el siguiente jadeo y tampoco pasar por alto mi falta de aire, todo comenzó a caer por mi propio peso y no puedo negar que quizás sea el momento de tener más de lo que puedo.

La venganza de la dama Millonaria (Camren G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora