22. Probadores

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Admiro con atención el vestido que brilla ante la luz blanca que hay debajo de mí, casi podía imaginarme caminando al altar, sujetando el brazo de mi padre y a Daryl mirándome con esa sonrisa suave y los ojos llorosos.

No va a pasar, Lanai...

Mi subconsciente es tan odioso que hasta me cae mal en la mayoría de las ocasiones en las que se aparece.

Sé mejor que nadie que lo que estoy haciendo no es correcto, ¡ni siquiera debería ser un secreto! Pero, sé que en cuanto la verdad salga a la luz, si mi familia no entiende lo que pasa, hará que todo se vaya a la mierda y por alguna razón, presiento que me darán a elegir entre el castaño o ellos... y no tengo la respuesta.

Dos golpes en la puerta me hacen mirarla en el reflejo del espejo, un par de segundos después se abre y me deja ver al hombre que tenía en la cabeza.

-Dios...- Susurra y se cubre los labios con la mano mostrando sorpresa. -Te ves hermosa.- Mis ojos se hacen pequeños la sonrisa y acto seguido bajo la cabeza.

-Es de mala suerte ver a la novia.- Bromeo.

Daryl cierra la puerta y puedo ver como da un click extra que es del seguro, arrugo las cejas y lo miro fingiendo confusión, sé porque cierra la puerta.

-Me da igual...- Se encoje de hombros. -Cuando lo uses por segunda vez, prometo no mirar.-

¿Qué?

Mi corazón late con fuerza y mi estómago tiene tantas cosquillas que se hacen más un revoloteo que me hace sentir náuseas.

¿Sé refiere a que me quiere ver con un vestido de novia en nuestra boda?

Casi quiero gritar y decirle "Si, acepto" a pesar de que no me ha preguntado absolutamente nada. Sonrío de soslayo conteniendo toda mi remoción, doy un trago gordo y mantengo la vista en Daryl que me analiza con esos destellantes ojos azules. Bajo la intensa luz blanca, casi se veían de un azul cielo con una mezcla de gris.

-Es encantador.- Murmuro.

-Lo es...- Se acerca a pasos lentos hacia mí hasta quedar a un lado. Al estar sobre un pequeño potium me hace un par de centímetros más alta y casi llego a su altura. -Y tú te ves preciosa con él.- Murmura y me mira.

Me giro un poco para poder quedar frente a él. Si tuviera esta altura sería extraordinario, tengo sus labios justo frente a mí y con solo inclinarme podría besarlo. En este instante odio mi pequeña estatura y desearía medir al menos 1.70 para que no se incline el castaño y no ponerme de puntas solo para un beso.

Daryl coloca sus manos en mi cintura que con este vestido se ha hecho pequeña y da un paso para así, quedar muchísimo más cerca. Puedo sentir su respiración golpear contra mi rostro y sus ojos clavarse sobre los míos.

No lo dudo una segundo más y sujetando su nuca, lo acerco a mí. Nuestros labios se juntan y puedo percibir la suavidad de ellos mezclados con la barba y el ligero bigote que me rosa el rostro. Siento ambas manos de Daryl sujetándome los costados de la cabeza y con lentitud mientras nuestros labios comienzan a danzar, los va subiendo hasta enredarse en mi cabello. Parece que no me quiere dejar ir y definitivamente yo no quiero hacerlo.

El beso da una evolución en cuestión de dos segundos, puedo sentir como su lengua comienza a tocar la mía y el calor se esparce por mi cuerpo. Nuestras lenguas se tocan en movimientos rápidos y mi respiración se entrecorta, necesito un poco de oxígeno para regularla. Los dientes de Daryl sujetan mi labio inferior y tiran de él con saña, se aleja de mi y me observa. Puedo ver en sus ojos la pasión y el calor que tiene dentro, una vez más su boca esta sobre la mía devorándome con frenesí y noto su mano colocarse en lo bajo de mi cabeza y me sujeta el cabello.

YES, DADDY T.2 (+18 Daryl Dixon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora