35. Liminidad

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-¿Estás segura de esto, Lanai?- La voz de Nic suena tan nerviosa que siento el estómago en el trasero.

El chico de risados cabellos aparca el auto justo frente a mi casa, la cual tenía semanas sin ver.

Después de decirle a Tara que distrayera a las personas diciendo que estaba en mi habitación haciendo una llamada con mi "amiga" Grecia, hemos salido lo más rápido y disimuladamente que pudimos.

Doy un pesado suspiro y sintiendo las manos temblorosas, miro a mi amigo y le sonrío como si no estuviese teniendo náuseas de nervios en este momento.

-Estoy muy segura.-

Realmente no estoy segura de si esta sea la mejor manera de hablar con papá o si siquiera es una opción. Pero no puedo quedarme sentada en casa de Daryl esperando una llamada que no me va a llegar.

-Sabes que puedo darme la vuelta y regresar...-

-No...- Inhalo aire por la boca. -Debo hacer esto...- Bajo la cabeza. -Si no soy yo la que se doblega, seguiré esperando a que mi padre aparezca con los brazos abiertos... y no lo hará. Lo conozco demasiado.-

-¿Crees que quiera escucharte?-

-No lo sé... pero al menos quiero intentarlo.-

Nic me mira con sus enormes ojos verdes y parece que quiere decirme algo, casi puedo decir que me quiere rogar e insistir en que no baje del auto, que no hable con mi padre y que regresemos de nuevo a la fiesta en casa de Daryl, pero no lo hace. Después de bajar la cabeza y mirarse las manos, levanta la vista.

-Hablé con Aaron...- Murmura y yo me limito a mirarlo. -Dijo que esta demasiado ocupado como para poder distraerse con un niño...-

-Cariño...- Murmuro.

-No lo odio, no le tengo rencor... me gustaba, Lanai... pero tal vez nuestros caminos deban irse por lados diferentes.- Se encoje de hombros. -Hablar con él aunque me partiera el corazón me hizo sentir calma después, porque ya no estaba esperando nada de él...- Bajo unos segundos la mirada y después la regreso a sus ojos. -No importa si tu padre no acepta tus disculpas, te servirá a ti... te sentirás mejor.-

Y de eso no hay duda.

-Si, lo sé...-

Tal vez inconscientemente es lo que estoy buscando.

-Si escucho gritos o lo que sea, entraré y le partiré la cara a tu padre.- Sonríe de lado.

-Eres muy amable.- Le correspondo.

-Lo que necesites aquí estaré.- Yo solo asiento.

Sujeto la manija del auto de Nic y procedo a tirar de ella para después abrirla. Suspiro pesadamente en cuanto mis pies tocan el asfalto y empujó la puerta a mis espaldas.

Aún podemos irnos a casa, Lanai...

Esta es mi casa y la persona que me hacía sentir en mi hogar esta allí dentro.

Cuento hasta tres y comienzo a caminar por la entrada de la casa. Subo los escalones y mis piernas flaquean a cada paso que doy. Mi estómago se aprieta y tengo tantas náuseas que si me inclino ahora, estoy segura de que podría vomitar.

El aire se siente helado, casi como si recién estuviese saliendo del agua de la piscina y ráfagas de un viento de diciembre estuviesen acariciándome la piel hasta el punto de dejarla rígida por la frialdad.

Estoy justo frente a la puerta. Muchos recuerdos de la última vez que estuve aquí invaden mi mente y debo reconocer que quisiera salir corriendo justo ahora, pero no. No puedo hacerlo.

YES, DADDY T.2 (+18 Daryl Dixon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora