Capítulo 4. Debo quemar mis ojos
Lana
Eso de que las habitaciones fuera del campus son caras, ya no me está pareciendo una idea tan descabellada.
No desde que duermo en el sillón —que me hace despertar por el calor intenso que me provoca el material o porque me hace sudar como si hubiese hecho deporte— esas cosas las puedo soportar.
Pero no a Dona y Dan.
No a ellos.
Ellos son los peores amigos del mundo.
No me importa que siempre me hagan despertar en la madrugada cuando utilizan la licuadora para preparar sus batidos energéticos o a Dan, que tiene la mala costumbre de cerrar la puerta principal con demasiada fuerza —donde duermo queda justo a lado de esa puerta—, como si siempre estuviera enojado.
O que Dona quiera hablar conmigo de cualquier chisme nuevo —que no me molesta eso— sino que lo haga hasta cuando esté en el baño y me hable a través de la puerta.
O que Dan me exija que lave los platos por él porque esa es mi manera de pagar mi estadía.
No me importa nada de eso, de verdad, puedo soportar esas manías o las exigencias de mal gusto.
Lo que no puedo soportar, no tolero, no aguanto, es que les gusta tener sexo en todas partes del departamento.
Todas partes.
No quedó claro: todas partes.
Llevo seis días aquí, seis días en los que he entrado —gracias a la llave que me dio Dona— y los he encontrado en posiciones muy cercanas.
Y es injusto que Dona me prohíba tener sexo mientras ellos parecen conejos que dejan sus señales por todas partes.
No puedo confirmar que lo hayan hecho donde duermo, pero estoy segura que por ahí ya pasaron y eso solo me hace retorcerme del asco.
Necesito un nuevo lugar, uno mejor y mejorado.
Así que, aquí estoy, parada en la pizarra de anuncios que tiene la universidad revisando si alguien necesita una compañera para compartir un piso.
Pagar entre dos o más puede ayudarme con mi falta de crédito.
Una alarma en mi celular me detiene de la búsqueda y entro en las notificaciones donde veo que han posteado una nueva imagen de Liam Carter.
Si, sigo esa cuenta de fans que tiene.
Al principio creí que la había hecho él mismo —no me hubiera sorprendido—, pero cuando vi las fotos de él desnudo supe que no era.
Y esos comentarios.
No quiero ni hablar de eso, porque de solo volver a leerlos me hacen enfurecer.
Entiendo el gusto que tengan con él y las fantasías sexuales que provoque ese hombre, pero todopoderoso, ellas se pasan. Aunque no creo que todas sean mujeres, así que no puedo encasillar solo a las chicas.
Y eso me llevó a recordar cuando Liam me dijo qué pasaría si fuera al revés y es verdad, y si fuera una mujer de la que postean fotos semi desnuda sin su autorización.
De ahí surgió mi molestia y mi comentario de no es nada del otro mundo, creyendo que así desalentaría a que dejaran de decir cosas obscenas de Liam.
Pero sucedió todo lo contrario y me empezaron a criticar. Hasta creo que crearon una cuenta de odio para mi.
La nueva foto de Liam es una que está saliendo de su auto Porsche, usando unas gafas de aviador oscuras y una camisa remangada que deja poco a la imaginación con esos brazos fornidos y llenos de venas.
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Sueños de color púrpura ✔
Teen FictionSegundo libro de la serie "El color perfecto" ❤️ Sinopsis Lana Watson está teniendo la peor mala racha de su vida. Se quedó sin lugar donde vivir, no tiene dinero y tiene un crush con el playboy del campus que no la mira ni dos veces. Esto solo pue...