6. Con un poco de control

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Capítulo 6. Con un poco de control

Lana

Liam me deja poner mi música en la radio como recompensa por haberme dejado sin hogar.

No es que lo esté pasando mal. Quizás un poquito.

El problema con el internet ha provocado que deba hacer los trabajos en el comedor común, y hace mucho frío en la noche porque no hay techo en el patio y la puerta del comedor no cierra del todo.

El dinero que tenía para la comida de todo el mes he tenido que utilizar para pagar el arriendo. Quizás sí lo estoy pasando mal.

—No sabía que te gustara la música rap —dice Liam, con esa voz rasposa que me gusta demasiado.

¿Cómo se escuchará cuando este... así? Ya sabes, sin ropa y con pocas ganas de hablar. ¿Será más grave? ¿Más rasposa y dura?

Madre mía.

Ahora estoy imaginando sus nalgas.

Bajo un poco el vidrio de la puerta, viendo que ya nos acercamos a mi —ahora— hogar.

—Till, mi hermano mayor, es muy fanático y me hacía escuchar todo el día mientras hacia las tareas antes de que fue a la universidad. Como un recuerdo de él. —Encogo los hombros—. Se me pegó.

Sonríe, pasando el dedo pulgar por el lado inferior.

Debería dejar de hacer eso. Es demasiado provocativo sin ni siquiera intentarlo. Ahora entiendo a todas las chicas que mueren por estar con él.

—Lindo. Tienes un pedazo de él contigo. —Estaciona frente a la puerta de metal y apaga el motor.

¿Va a entrar conmigo?

—Tengo muchos pedazos de mis hermanos conmigo. —Señalo mi pantalón jean—. Herencia de mi hermana mayor, Lizzie. —Elevo la manga de la camiseta, mostrando la cicatriz—. Hugo, mi hermano menor, me quemó con la plancha de la ropa y, ¿este lunar? —Indico con un dedo el círculo que hay en mi cuello—. Es una marca que me hizo mi hermano menor, Iker, cuando me golpeó con uno de sus aviones a escala.

Sus brazos descansan sobre el volante y se ha quedado viendo mi cuello, sin dejar de sonreír.

—Estoy seguro que te queda mejor el pantalón que a Lizzie. La cicatriz te hace ver como una chica mala, ¿y el lunar? Adoro donde está, hace que mis ojos vayan directo hacia tu piel. Es como un imán atractivo. Lindo.

Sale del auto sacando las llaves.

Me toma unos segundos salir del trance, sujetar mi mochila y cerrar la puerta del auto. Tengo una tonta sonrisa en mis labios. Una boba sonrisa que me hace parecer una desquiciada.

Abro la puerta de metal sintiendo el calor del cuerpo de Liam. Miro sobre el hombro cómo cierra la puerta. La camiseta que lleva enmarca muy bien sus brazos, cada vez que los mueve puedo ver cómo sus músculos se flexionan.

No pienses en sus nalgas. No lo hagas.

Vuelvo a mirar hacia el frente, controlando mi respiración.

—Ya llegó la pizza. —La dueña de casa sale de la cocina con un plato y tres pedazos de pizza.

Lo que me sorprende es que se lo dice a Liam. Lo miro preguntando en silencio esta cercanía extraña entre ellos.

—Perfecto. —Coloca un brazo en mis hombros y me guía hacia la cocina—. Pedí vegetariana para ti. ¿Está bien eso? No sé si comes pizza, me fui a lo casi seguro. ¿Te gusta eso o pido algo más? —Saca el celular del bolsillo de su pantalón con la mano libre—. ¿Ensalada César? ¿Arroz vegetariano? Tú solo pide.

Sueños de color púrpura ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora