16. Aún no es tiempo. Solo un poco más

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Capítulo 16. Aún no es tiempo. Solo un poco más

Lana

La mano se me está amortiguando por el peso de mi cabeza.

Miro de lado a Dan que está jugando en el celular algo sobre reinos y castillos mientras Dona manda mensajes como si estuviera en guerra.

-No van a venir, mejor solo hagamos algo entre nosotros -digo.

Hemos estado sentados más de una hora esperando que lleguen los demás para celebrar mi cumpleaños, pero nadie ha venido y me hace sentir un poco... mal.

¿Lo olvidaron? ¿Están molestos conmigo por algo que dije o hice?

Solo pensé que saldríamos todos como siempre y celebraría con ellos. Para olvidar que no fui a casa, pero nadie está.

Y unas ganas inmensas de llorar se me apoderan de los ojos.

-Hay que tener paciencia -responde Dona sin verme. Sigue mandando mensajes con una sonrisa tonta en el rostro.

Hasta ellos me ignoran.

Vuelvo a mi posición y con la mano libre golpeo la mesa, esperando que pasen los minutos para ir al dormitorio en el campus.

No quiero dormir en la casa de Liam sin él. Sería muy rarito.

-¡Muy bien! Hora de irnos. -Dona se levanta y me hace un gesto para seguirla.

Dan me empuja para que camine y los sigo hasta su auto fuera de El Bar.

-¿Qué? ¿A dónde vamos?

-A ver una película en nuestro departamento. Ya esperamos mucho.

-¿Y lo de la paciencia?

Dona suelta un bufido abriendo la puerta del copiloto.

-Pues mi paciencia se agotó. Vamos Lana, que se hace tarde y después me da sueño.

Abro la puerta y me siento toqueteando mi teléfono. Liam no me ha escrito ni dicho nada, pensé que me llamaría o algo así.

Somos amigos ahora, eso hacen los amigos.

Excepto no lo que nosotros hacemos, pero lo otro si.

Dan pone a Die Antwoord a todo volumen y me quedo quieta mirando por la ventana para una noche nada alegre con estos dos que espero no se toqueteen mientras veamos la película.

¿A quién quiero engañar? Por supuesto que se van a toquetear.

Mejor me bajo hora del auto y ni se darán cuenta. Puedo hacerlo en el semáforo en rojo e ir caminando al campus, no estoy tan lejos como para...

-¿Qué es eso? -Dan baja el volumen y la frente se le arruga tanto que me muevo en el asiento para ver lo que le alarma.

Hay decenas de autos a los lados de la calle, como un fin de semana en un parque público.

-De seguro el vecino hizo una fiesta -responde Dona con los ojos a punto de salirse del lugar.

-¿No tiene prohibido hacer fiestas en su edificio?

-Si -responden al unísono.

Dan estaciona en su lugar en el subterráneo y caminamos hacia el ascensor.

Vuelvo a sacar el celular por si alguno de mis amigos me ha escrito, pero no hay nada y un pequeño hueco en el pecho crece con lentitud.

Dan pulsa el botón con mucha dureza y Dona me da una mirada alarmada. Sonrío sin ánimo y ella regresa la mirada a su novio.

Sueños de color púrpura ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora