10. Eso fue una gran decepción

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Capítulo 10. Eso fue una gran decepción

Lana

Aún tengo mis dedos temblando por haberle dicho eso a Liam. 

¿Amigos con derechos? Nunca creí que eso iba a salir de mis labios. 

O sea, si. Si quiero tener relaciones con él. Desde que vi ese trasero desnudo creo que lo supe. 

Y solo necesito sacarlo de mi sistema, ganar un poco de experiencia en el camino y agradecerle cuando todo termine. 

Mi experiencia sexual es muy baja. Estoy a días de llegar a la edad de los patitos y no me encuentro completamente satisfecha con el sexo. No debería estar condicionada por la edad, pero lo estoy. 

Además, Liam Carter no le interesa una relación. A mí tampoco, no por el momento y hasta que encuentre a alguien que quiera, todo estará bien. 

Solo es sexo. 

¿Por qué mis manos sudan como si regresará a la preparatoria y recordara mi primera vez? 

Aig. Que mala primera vez. 

Cuando lees o ves sobre el amor y el romance, todo se ve rosa y hay estrellas y corazones. Pero nadie te dice que la primera vez no es tan buena. Que quizás no sientas nada de placer. Y eso está bien. Es normal. 

Hollywood nos tiene mal educados con sus clases de sexo mal demostradas. No todos alcanzan el clímax y gracias a Liam ahora sé que eso no es nada malo. 

Me miro en el espejo del baño justo antes de salir de la habitación. Bajo las escaleras sin escuchar nada de ruido. Esta casa parece desierta. 

Voy hacia la parada del autobús y espero con paciencia hasta que llega y me lleva al campus. 

Dona y Dan quieren reunirse para comer algo. Y yo necesito un poco de distracción, el dolor en mis hombros por terminar esos proyectos me está consumiendo. 

Tengo que conseguir dinero porque el de los trabajos no me va a alcanzar y no quiero pedir a John y Susie. 

Aún tengo en la mente la conversación sobre el dinero que tienen para pagar los estudios de mis hermanos menores. Eso fue lo que me impulsó a conseguir la beca estudiantil y llegar hasta aquí. 

Nunca vi tanto orgullo como cuando John y Susie vieron el papel donde decía que estudiaría gratis. 

Ese es el pago que les hago por haberme acogido en su hogar. Y aunque tuve que compartir habitación toda mi vida, nunca me sentí tan bien como en casa con ellos. 

Me toco la marca de mi cuello, recordando el dolor. Los constantes gritos que me daba con mis hermanos cuando aún no lograba entablar una buena relación. 

—Es difícil. Es duro, pero todos van a llevarse bien. Solo hay que darle tiempo al tiempo. —Aun recuerdo la frase que me repetía a diario Susie.

Tuve suerte de que me hayan adoptado cuando aún era una niña. Tengo vagos recuerdos del lugar donde vivía antes. Una amplia sala donde estaban camas amontonadas y comida que no me gustaba. 

Creo que desde ahí viene mi aberración contra la carne.

El autobús del campus se detiene en la parada final y bajo con algunas otras personas. Voy hacia El Bar y encuentro a Lewis riendo a mandíbula abierta.

—¡Chiquis! ¡Ven aquí! —Ondea la mano llamándome como si fuera una mesera que trabaja en el lugar. 

El lugar está repleto para ser un domingo por la tarde, en la noche va a estar a reventar. 

Sueños de color púrpura ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora