Capítulo 32. Solo un ratito
Lana
—Deja de bajarte el vestido. Te ves bien.
Dan parece cansado de que me haya estado quejando, todo el camino del campus al estudio, para la inauguración.
El vestido se ve bien, si, pero está subiéndose más de lo necesario cuando camino y ahora estoy sentada y no sé cómo es que eso sea posible.
—¿Liam va a estar contigo? —Dona se da la vuelta desde el asiento del copiloto. Mantiene las manos en el reposacabezas para verme.
—Si. Me dijo que bajaría.
No debí haberme puesto este vestido. Es muy descubierto en la espalda y me cubre solo la mitad de las piernas.
¿Qué tanto se molestará Dan si le digo que de media vuelta para irme a cambiar?
—Deja de tocarte. —Dona me da palmadas en las manos—. Vas a arruinar todo lo que me demoré en arreglarte.
Mis manos se quedan quietas a los lados. No es solo el vestido, es la ansiedad por esta noche. No quiero arruinar la oportunidad que me han dado.
Sacudo las manos y me doy palmaditas en las mejillas.
«Basta, si puedo.»
—Estaremos aquí más tarde para verte triunfar. —Dona me sonríe como una madre orgullosa.
Dan desacelera, sin apagar el motor y abro la puerta dejando que el aire caliente entre al auto. Exhalo unas pocas veces y toco el piso con los tacones.
—Apura Lana, estoy armando tráfico. —Dan saca la cabeza por la ventana del conductor y le hace un gesto al auto detrás de nosotros—. ¡¿Acaso no ves que se está bajando?!
El auto vuelve a sonar el claxon y cierro la puerta enseguida.
Dona se despide con la mano y el auto arranca, no sin antes Dan enseñarle el dedo del medio al sujeto del auto.
Doy media vuelta e ingreso al local que ya está abierto, y eso significa que Harold está adelantando el trabajo.
Mis tacones suenan por el piso de cerámica cara y Harold me saluda hablando con alguien por teléfono.
Voy hacia mi escritorio, donde tengo la lista de lo que hoy queda por hacer y observo que casi todo está tachado.
Solo falta el servicio de comida que debe estar en camino.
—Tenemos un problema.
El corazón me late más rápido con solo esas tres palabras.
—Ay, no. ¿Qué pasó? —Mis manos ya están sudando por la anticipación.
—La chica del violín no va a bajar porque tiene un problema personal. —Chasquea la lengua—. ¿No pudo cancelar con anticipación?
Tranquila Lana.
No es nada grave.
Podemos dejar eso de lado, nadie va a extrañar a la chica del violín.
La puerta de vidrio se abre y una chica con uniforme entra, llevando consigo un tablero lleno de hojas.
—¿Hola?
Asomo la cabeza y viene hacia mí.
—Necesito que firme aquí para la recepción de la comida.
Inspecciono los bocaditos que mandamos a pedir.
¿Qué? No, no, no.
—¿Y la comida vegetariana? Falta la comida vegetariana. —Vuelvo a leer, pero no aparece por arte de magia—. Tengo clientes y artistas que son vegetarianos. ¿Dónde está?
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Sueños de color púrpura ✔
Teen FictionSegundo libro de la serie "El color perfecto" ❤️ Sinopsis Lana Watson está teniendo la peor mala racha de su vida. Se quedó sin lugar donde vivir, no tiene dinero y tiene un crush con el playboy del campus que no la mira ni dos veces. Esto solo pue...