Sueños de color púrpura ✔

13. ¿Vainilla o hacer que toque el cielo?

Capítulo 13. ¿Vainilla o hacer que toque el cielo?

Liam

Es incómodo caminar con una erección, pero solo hasta que baje y todo vuelva a la normalidad. 

Solo que es difícil cuando Lanita camina delante mío, usando ese jean ajustado que minutos antes estuvo en el piso de nuestra habitación. 

Toda la sangre vuelve a fluir hasta mi entrepierna. 

Debo dejar de pensar en lo bien que se siente su cuerpo, su piel tan tersa y los sonidos bajos que salían de su boca. 

Santos, eso no ayuda. 

Llegamos al comedor dónde están Leister y Taylor comiendo una montaña de arroz con carne. 

Olfateo el aire, mi estómago gruñe por la anticipación. 

—Gracias Taylor —dice Lanita sentándose a su lado con un plato lleno de cosas verdes.

Hago una mueca ante su comida y me concentro en lo que tiene el mío. 

Carne, sabrosa carne. 

—¿Qué tanto se demoraron arriba? —pregunta Leister tragando lo que tiene en la boca—. ¿Te estaba enseñando su colección de tarjetas de los pilotos de Fórmula 1? 

Lanita me mira, preguntando lo que debería responder. 

—No. Nos estábamos besando y tocando —respondo por ella con sarcasmo. 

Me como otra porción de carne. 

Taylor se atraganta con el vaso de agua y Leister solo se ríe negando. Taylor me lanza una mirada preocupada, sólo él me creyó pero no dice nada. 

Lanita me pellizca la pierna abriendo demasiado los ojos. Le sacudo la cabeza como diciendo: no te preocupes, no me creen. 

Siempre utilizo está técnica con ellos, aunque Taylor es el único que lee entre líneas. 

Pero no me preocupo por él, es el único que puede llevar un secreto a la tumba. 

—Hablando de cositas. Summer se va a quedar el fin de semana después de la fies… por las festividades. 

Elevo la cabeza como látigo hacia Leister. 

—¿Qué festividades? —pregunta Lanita que sigue comiendo brócolis. 

Alguien me patea en la canilla debajo de la mesa y suelto un gemido de dolor. 

—Oh, lo siento. Quería patearle a Leister —dice Taylor y vuelve a patear esta vez provocando que Leister se sacuda en la mesa y se sobe la pierna. 

—Mierda. Si, ya sé. Perdón. 

—¿No has escuchado de las festividades de la ciudad vecina? Tienen un fiestón increíble que dura hasta la mañana siguiente —intervengo mirando con ira a Leister que evita mi mirada y sigue metiendo comida en su boca sin masticar. 

—No sabía de eso. Suena divertido. —Lanita parece que me cree lo que digo y me codea—. Deberíamos ir. 

—Por supuesto que sí. Todos iremos —vuelve a abrir la bocota Leister. 

Me levanto con calma, arrastrando la silla y rodeo la mesa hasta quedar detrás de él. Sobo mis palmas y con muchas ganas le doy un golpe detrás de la nuca haciendo que su cabeza vaya hacia delante. 

—Carajo. Cálmate Liam. 

—Tu solito te metiste en problemas por no poder controlar tu bocota —le dice Taylor enfrascado en una pelea con los vegetales de su plato.