Capítulo 34. Todo duele, menos el amor de él
Lana
No debería haber dormido tan bien como lo hice.
Debería haber estado dando vueltas en la cama, carcomiendo mi cabeza al pensar en ella.
Debería haber tenido sueños o pesadillas tratando de recordarla, pero no fue así.
Dormí bien.
Dormí muy bien.
Los brazos de Liam me cobijaron durante toda la noche, con mi cabeza sobre su pecho.
Estuve tranquila.
No necesitaba buscar respuestas. No después de tanto tiempo sin saber de ella.
Liam no dijo nada más después de su pequeña revelación. Y yo no quise que habláramos, porque eso trae a la vida a los fantasmas.
Pero, apenas desperté, mi cabeza se llenó de imágenes de ella.
—¿Hablaremos de anoche? —murmura Liam con voz somnolienta.
Sabe que estoy despierta porque me he movido y mi pie se retiró de entre sus piernas.
Elevo la cabeza encontrando los ojos cerrados de Liam, con un brazo encima de su cabeza.
No puede verme y de esa forma es mejor.
—No hay mucho de qué hablar. —Muevo un dedo sobre su pecho desnudo.
—¿No preguntarás cómo la encontré? ¿O te vas a enojar porque la haya encontrado?
Exhalo, me muevo en la cama hasta quedar con la vista fija en el techo. La mano de Liam roza mis dedos y dejo que los entrelace.
—Eres curioso —digo con un toque de alegría en mi voz—. Aunque no hay nuevo que hayas averiguado que no sepa.
Liam se mueve hasta que su rostro queda a mi lado.
—¡¿Qué sabes?! ¿La conoces? ¿La has visto?
—Solo por fotos. Y sé que tengo su nombre, que me llamo igual que ella. Es todo lo que Susie y John me han dicho. Y eso está bien, no me gustaría saber más.
—¿Por qué? —baja la voz.
—Porque me empezaría a importar. Y no quiero hacerme la pregunta más difícil. —Trago la saliva que se queda atorada en la garganta—. ¿Me amó?
Los brazos de Liam me llevan hacia él. Dejo que me abrigue mientras su cabeza se acerca a mi almohada y deja unos besos tiernos en mi mejilla.
—¿Por qué no se lo preguntas?
—Ella también me pudo haber visitado. Hace mucho tiempo. No lo hizo, debe ser porque no le interesó y si la busco… la haré sentir incómoda. Yo no quiero… no quiero que me tenga compasión. Ya fue suficiente con que me haya abandonado.
—Después de todo este tiempo, preguntándote lo mismo, ¿seguirás con ese pensamiento sobre ella? ¿No quieres saber la razón y quedarte en paz?
—¿Cómo la encontraste? —indago.
—Bueno. Utilicé la computadora, hablé mucho por teléfono hasta que alguien me dió la información en el orfanato que estuviste. Tuve que ser muuuuy insistente —sus ojos brillan de orgullo.
Muerdo el pulgar, tragando los sentimientos que se sienten como una vorágine en mi pecho.
Me doy la vuelta para encararlo.
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Sueños de color púrpura ✔
Teen FictionSegundo libro de la serie "El color perfecto" ❤️ Sinopsis Lana Watson está teniendo la peor mala racha de su vida. Se quedó sin lugar donde vivir, no tiene dinero y tiene un crush con el playboy del campus que no la mira ni dos veces. Esto solo pue...