Capítulo 9. Más alto que el Monte Everest
Liam
Quiero dejar en constancia que jamás pensé que nuestra conversación llegaría a ese final inesperado.
Fue... inesperado, si, muy inesperado; pero de la mejor manera.
Aún recuerdo la primera vez que tuve una amiga con beneficios. Último año de la prepa, una compañera del aula. El crecimiento hizo que la notara por primera vez y yo estaba en mi mejor época.
Todas querían conmigo y aprovechaba eso cuando entrenaba, sacando mi camiseta y dejando que mi abdomen haga el trabajo sucio.
Volvamos al tema.
Amigos con beneficios. Como la película de Mila Kunis y Justin Timberlake, no la de Natalie Portman, la amo, pero esa película estuvo mala comparada con la de Mila.
Eso es exactamente lo que estoy pensando, —en la película— cuando me levanto y veo a Lana entrando por la puerta que va al baño a primera hora de la mañana.
Amigos con todos los derechos para poder manosearse, sin límites y sin expectativas de relaciones a largo plazo.
Es perfecto.
Yo soy perfecto.
Lanita es perfecta.
Compruebo la hora y enciendo la televisión, preparado para dos horas de Fórmula 1. Me levanto y voy hacia la nevera y tomo dos latas de Pepsi.
Lanita sale del baño bostezando, casi rompiendo su mandíbula en el proceso.
—¿Hambre?
—Demasiado —responde cogiendo una de las latas.
Su camiseta es más larga que la del otro día. Esta vez cubre hasta la mitad del muslo, pero sigue luciendo fascinante. Hermosamente fascinante.
—Haré palomitas. —No puedo quitar mis ojos de sus piernas, menos aún cuando se acuesta en la cama y las entrelaza.
Uf.
Debo dejar de pecar, pero es tan divertido hacerlo.
—Él es guapo. —Apunta hacia la pantalla cuando uno de los pilotos está siendo enfocado.
Bufo, volteando los ojos hacia su comentario. La dejo sola y corro por las escaleras antes que comience la carrera.
Saco la funda de palomitas de mi escondite y lo vierto en un pozuelo, lo lanzó al microondas y espero paciente hasta que los minutos pasen.
El pitido suena y sujeto con un mantel el pozuelo, corriendo de regreso a la habitación. Clark sale de su habitación usando ropa deportiva.
—¿A dónde vas con tanta prisa? —pregunta mirando mis pasos apresurados.
—Fórmula uno.
Cierro la puerta evitando que mire en el interior. Suficiente tengo con qué me haya prohibido salir con Lanita. Y no quiero que me golpee, porque no sé pelear y está en el primer lugar de mi lista de cosas que debo aprender.
Lanita se arrodilla en la cama y mueve los dedos para que le entregué el pozuelo. Lo dejo en la mitad de los dos y comenzamos a comer.
—Está bien. Algo entendí de lo que el locutor decía, pero dame un repaso breve. —Se mete un puñado de palomitas en la boca.
Creo que es la primera chica que veo que hace eso sin sentir vergüenza. La mayoría come de uno en uno y me llega a desesperar eso. Pero Lanita no lo hace y eso me gusta.
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Sueños de color púrpura ✔
Teen FictionSegundo libro de la serie "El color perfecto" ❤️ Sinopsis Lana Watson está teniendo la peor mala racha de su vida. Se quedó sin lugar donde vivir, no tiene dinero y tiene un crush con el playboy del campus que no la mira ni dos veces. Esto solo pue...