Capítulo 15. Solo es mi… conocida
Liam
—¡No! ¿Por qué te pones la ropa? ¿Nunca has dormido sin ella?
Lanita se rasca la mejilla, mirando hacia el piso porque tiene vergüenza de verme desnudo.
¿Por qué tiene vergüenza? Nunca lo entendí, ya me vió y me sintió desnudo.
Guiño, guiño.
—Nunca lo he hecho —responde con esa voz suave que no se compara en nada a los gemidos que me estaban endulzando los oídos hace unos instantes.
—Siempre hay una primera vez.
Extiendo la mano y ella deja de cubrirse el pecho.
Mis ojos recorren todo su cuerpo desnudo, lo suave que se sentía contra mi. Lo apretada que estaba que casi me hace dejar los ojos en blanco.
Lanita también me mira, despacio desde la punta de los pies, recorriendo las piernas, quedándose un tiempo en mi entrepierna y subiendo por mi estómago hasta que sus ojos marrones me miran.
La primera vez que vi sus ojos pensé que eran negros, hasta que ella sonrió y me di cuenta que eran cafés muy oscuros casi negros.
Muy lindos.
—Me estás viendo mucho —dice con una ceja elevada.
—Es porque eres hermosa. —Muevo la quijada hacia un costado—. Ahora a la cama.
Se mete bajo las sábanas y las deja alzadas como una dulce invitación.
Camino hasta la cama y me acuesto a su lado, apago las lámparas y nos sumergimos en una oscuridad placentera.
Mis ojos se demoran en adaptarse a la oscuridad hasta que reconozco el perfil de Lanita.
Su rostro está hacia mi, con los ojos cerrados y el cabello hacia atrás.
—¿Por qué te cubriste el cuerpo? —pregunto, volviendo a respirar con normalidad.
—¿Vergüenza? No lo sé. Es extraño, es como una sensación de que tal vez ya no te guste cuando todo haya terminado.
—Una aclaración. Si un hombre te ve desnuda la primera vez, lo querrá después. A menos que haya sido una aventura de una sola noche, entonces ya no.
Lanita suelta una risa baja.
—No me hace sentir mejor esa aclaración.
—El punto —digo elevando la voz—, es que no debes avergonzarte de tu cuerpo. No cuando estés conmigo. Me encanta tu cuerpo, deberías empezar a pensar lo mismo de ti.
Su mano tantea el colchón hasta que encuentra mi mano y le da un suave apretón.
—Eres bueno Liam. No cambies.
—Si, lo soy. —Extiendo el brazo y la acerco a mi pecho—. Descansa Lanita. Mañana debes celebrar tu cumpleaños.
Asiente la cabeza y su respiración se vuelve lenta. Cierro los ojos y espero con paciencia hasta que mi cerebro deje de pensar en lo bien que se siente su cuerpo junto al mío.
(...)
La vibración en mi cabeza me despierta y no tengo ganas de levantarme, estoy calientito. Las telarañas de mis ojos no ayudan a aclarar mi visión.
Un peso en el brazo me tiene entumecido. La cabeza de Lanita está en mi brazo como si fuera almohada.
Sonrío y con mucho cuidado retiro mi brazo para que siga durmiendo. Voy directo a a la ducha y dejo que el agua tibia me ayude a despertarme.
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Sueños de color púrpura ✔
Teen FictionSegundo libro de la serie "El color perfecto" ❤️ Sinopsis Lana Watson está teniendo la peor mala racha de su vida. Se quedó sin lugar donde vivir, no tiene dinero y tiene un crush con el playboy del campus que no la mira ni dos veces. Esto solo pue...