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🎁⁸:『𝘗𝘢𝘳𝘢 𝘲𝘶𝘦 𝘷𝘦𝘢 𝘭𝘰 𝘱𝘳𝘦𝘤𝘪𝘰𝘴𝘰 𝘲𝘶𝘦 𝘦𝘴 』

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Ya era lunes, y no supo por qué, solo se levantó una hora antes de lo habitual, con una sonrisa en su rostro.

En su casa no solía sonreir, no había mucha diversión por allí por lo tanto no había felicidad. Solo recordó que hoy le tocaría el regalo número ocho y sonrió.

Primero se duchó y luego se cambió con lentitud, solo porque había tiempo de sobra, a pesar que quería que el reloj avance. Quería que sean las siete para poder salir de casa y encontrarse a Jisung. Quería ver sus ojitos, sus mejillas coloradas por el frío y su dorado cabello.

Oh diablos, él parecía un ángel.

No supo cuántos días ni cuantas horas pasó viéndolo en clases, sin que él se diera cuenta. Se había desconcentrado por completo, ni había estudiado para el exámen de mañana, o ni siquiera sabía si tenía los temas completos como para poder estudiar por la tarde. Solo sabía que estaba sintiendo algo por Jisung. 

Algo que claramente sintió la primera vez que lo vió, pero que sin duda estaba creciendo.

Se arrepentía.

Era lo único en lo que pensaba mientras lo miraba. Se arrepentía tanto de haberlo tratado así, tan brusco. Aún recordaba como estampó su cuerpito y su cabeza terminó siendo golpeada por los casilleros. Se arrepintió en el acto, por ello sobó la parte posterior con su mano, pero sabía que el dolor no cesó. Tampoco le gustó la forma en la que sus ojos se cristalizaron cuando tiró aquella soda, o todos los regalos que terminaron en el cesto de basura: sus labios caían de forma triste y su ceño se frunció.

No sabía como actuar. Aquél chico de hebras doradas, al que había visto un par de veces sin que se diera cuenta y en todas le resultó hermoso. Aquél chico que sonreía de manera extraña y tenía una personalidad brillante. Aquél chico que está gastando dinero en otro que no supo valorar en primer instante.

Aquél chico.

Han Jisung. 

¿Qué me estás haciendo? Pensó, deteniendo su caminar en el medio del pasillo al verlo en su casillero, eso parecía deja vu, menos mal que no estaba el otro idiota.

—Hola —saludó en su oído, asustando al menor y que este deje caer un libro por la presencia tan de repente.

—¡Hyung, casi me mata! —exageró solo un poco.

—Lo siento —Minho rió, juntando el libro de biología.

Jisung siguió buscando algunas cosas, sintiendo como los ojos de su hyung miraban su rostro con detenimiento. No lo ponía nervioso, le gustaba. Si lo miraba él, le encantaba en realidad. Podía estar saltando ahora mismo, pero se contuvo. Sin embargo, una sonrisa salió de sus labios.

—Es raro que me esté hablando, me acostumbré a buscarlo yo —habló, colocando el último libro que necesitaba dentro de su mochila, y así cerrar el casillero.

—¿Raro? Puede ser, pero recuerda que mi casillero esta en frente del tuyo.

Ambos se miraron, con una sonrisa en sus labios.

—¿Puedo hacerle una pregunta? —Minho asintió—. ¿Por qué se cambió? Siempre escuché a las personas querer los casilleros cerca de los baños, usted tenía el privilegio desde que entró.

—Tienes razón. Si no bebo nada en el día, no voy al baño, por lo tanto no sería un privilegio tener un casillero lejos del salón al que voy.

━ 20 𝑟𝑒𝑔𝑎𝑙𝑜𝑠 𝑑𝑒 𝑛𝑎𝑣𝑖𝑑𝑎𝑑 ✧ 𝑀𝑖𝑛𝑆𝑢𝑛𝑔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora