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Minho tiró el papel al cesto y se prendió el cinto de los pantalones para luego tirar la cadena y salir del cubículo. Acomodó su cabello con sus manos mojadas por el agua, al fin pudo bajar algunos pelos locos, que por la humedad del día se levantaban. Mijo un poco más sus dedos y paso el agua restante de nuevo por su cabello, tratando de que quede fijo y luego corrió un poco el flequillo de sus ojos, percatándose de que alguien entraba y se detenía atrás suyo. Minho rodeó los ojos y trató de ingorarlo, por ende, amagó con irse, sin embargo, Sanha habló primero.

—Quería hablar contigo antes, pero no tuve la oportunidad.

—¿Y de qué se supone que debes hablar conmigo? Creí que ya había quedado claro cual era tu lugar y cual es el mío.

—Eso es lo que me enoja de esto, que tienes algo que no te pertenece.

—¿Algo? No tengo nada tuyo.

Sanha rió, acercándose un poco más.

—¿Nos haremos los estúpidos ahora?

—En efecto, eres. Pero no nos centremos en lo que ya es obvio, ahora aléjate, no quiero que se me pegue lo desquiciado.

—Jisung —musitó, dando un paso atrás, lo que menos quería ahora era una suspensión y que pase a mayores—. ¿Por qué decidiste meterte?

—Escucha bien, yo no tendría porqué meterme en algo que debe solucionar Jisung... espera, olvidé que ya dejó en claro esto pero sigues siendo un idiota, ¿por qué decidiste hacernos, literamente, la vida imposible? ¿Por qué no lo dejas?

—Solo ponte en mi lugar, ¿sabes cuántas veces invité a Jisung a salir? ¿Sabes cuántas veces he esperado un sí de su parte, para que luego vengas tú y me tires todas las ilusiones a la mierda? No te imaginas la impotencia que estoy sintiendo ahora, Lee.

—¿Si sabes que Jisung siempre te dejó en claro que nunca quiso algo contigo pero tu solito decidiste hacerte historias locas? Bueno, ahí lo escuchaste, adios.

Nuevamente, Minho quiso salir de allí, pero Sanha lo detuvo.

—Espera y verás —el pelinegro le guiñó el ojo y salió con una sonrisa, totalmente satisfecho.

Minho no sabía si reir por esa escena de película, preocuparse por las palabras o decirle a Jisung para que se aleje aún más de lo que ya estaba. Si definitivamente le diría.

Salió del baño sumido en la busca del menor, estaba bastante preocupado por él y por su relación obviamente. El mal sabor que tenía en la boca, no se acercaba a lo que estaba sintiendo en este momento mientras miraba para todos los lados para encontrar a Jisung, en zonas que él solia frecuentar mucho. Se fijó en su celular si el rubio dejó algún mensaje, pero en la bandeja no había nada. El corazón comenzo a latir con desesperación mientras caminaba hacia su aula, era el único lugar que le faltaba, y en serio esperaba ver a Jisung ahí sino lo llamaría por los parlantes de la escuela. Largó un suspiro y su cuerpo se destensó por completo al verlo hablando con Seungmin felizmente. Corrió hasta él y lo tomó de los costados del torso para levantarlo y hacer que se pare, y no fue hasta que apoyo sus pies que lo pegó a su pecho, abrazándolo exageradamente.

—Te estuve buscando por todas partes, pensé que alguien te había apartado de mi... que te habían robado —los ojos del rubio estaban abiertos como platos, observando como Seungmin reía sin parar.

—M-Min... no me dejas re-respirar.

—Oh... lo siento —lo alejó y lo miro fijamente—. ¿Estás bien? ¿Sanha no te tocó ni un pelo? ¿Te dijo algo? ¡¿Acaso se atrevió a respirar cerca tuyo?!

—¡Ya para! Estoy bien y no he visto a Sanha desde hace varios días, ¿se puede saber por qué estás tan paranoico?

Aquellas palabras supieron calmar el corazón acelerado de Minho y que su respiración tomara un camino pausado, lento y que no parezca como una persona que corrió un maratón de cien kilometros.

—Hay que hablar seriamente, Sunggie.

Los ojitos del rubio brillaron y una sonrisa se asomó por sus labios, ¿el día habia llegado? ¿Minho por fin le pediría ser su novio? Quería saltar de la alegría, abrazarlo y besarlo hasta que su rostro quede rojo por la timidez.

—Te escucho, Min, ¿de qué hay que hablar? —su sonrisa se ensanchó un poco más y su corazón palpitó con desespero, en busca de una respuesta.

Minho se dió cuenta de la emoción que emanaba el rostro de Jisung y su cuerpo inquieto. Su mente reprodujo una y otra vez el momento de su pelea y su conversación en las gradas, por ende, el pelinegro llevó una mano hasta su mejilla izquierda y la tomó con cariño.

—Lo siento Jisunggie, aún no te pediré que seas mi novio...

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Más tarde subo la otra parte❣️

━ 20 𝑟𝑒𝑔𝑎𝑙𝑜𝑠 𝑑𝑒 𝑛𝑎𝑣𝑖𝑑𝑎𝑑 ✧ 𝑀𝑖𝑛𝑆𝑢𝑛𝑔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora