Minho acariciaba el cabello dorado del menor, quien sollozaba sobre su pecho. No había pasado mucho desde que se encerraron en el aula vacía, y lo único que hizo fue abrazarlo y esperar a que se calmara con tiernas caricias y algunos besos en su cabecita. Tras dar el puñetazo, su mano tambien dolía, pero al ver la marca roja en el antebrazo contrario, todo dolor en sus nudillos se esfumó, y nuevas ganas de molerlo a golpes llegaron.
Jisung se separó y lo miró con sus ojitos irritados, con lágrimas deslizándose por sus mejillas.
—Y-Yo no quería que se-se enoje así.
—No es tu culpa, pequeño. Ni lo que dijiste o como lo hiciste, nadie tiene el derecho de dañarte así, ¿lo entiendes?
—Ahora si —dijo apenado, evadiendo los ojos del mayor.
—No te mereces a alguien así —soltó las manos ajenas y subió las suyas por los brazos hasta llegar a sus mejillas y acunar su rostro, mientras notaba como el rubio miraba para abajo—. No cuando tú eres una excelente persona. Que ve lo mejor en los otros, o espera a que cambie mediante preciosos regalos —bromeó, viendo por fin su sonrisa—. No mereces a alguien tan basura como él. ¿Duele mucho?
Jisung asintió. Levantó su carita para admirar los bellos y brillantes ojos de su hyung, pero estos emanaban preocupación y tristeza.
—Le dije que me dolía, aún así, no me soltó... ¿por qué, hyung? —preguntó con las lágrimas en sus ojos—. ¿Por qué usted también está triste?
—Porque me hiciste quererte, y verte ahí asustado... —confesó, sintiendo las molestas palpitaciones de su corazón, las que indicaban su nerviosismo a flor de piel—. No sé. No sé como, pero te has vuelto mi persona favorita y eso, para un solitario como yo, es difícil de decir y más cuando me pongo así de nervioso, aunque no se note lo estoy, porque tú eres la unica persona que no se rindió conmigo.
Jisung lo miraba expectante. Observaba sus ojos, sus pestañas. Sus perfectos labios que ya había probado miles de veces, y esta vez, estaba observando sus sentimientos. Estaba notando sus tiernas caricias y en como su voz suave calmaba su dolor.
El rubio apartó las manos de su rostro con cuidado y delicadeza. Tomó su mochila que estaba a un lado él y la abrió, sacando una bolsa verde brillante, nuevamente haciendo referencia a la navidad. Se lo entregó a Minho, con su corazon latiendo a mil por hora.
—Pensé que sería un lindo detalle, recordar nuestra primer... ¿c-cita? —preguntó en un susurro, queriendo no decir nada inapropiado.
Lee dejó la bolsa arriba de la mesa y sacó el envoltorio de ositos para encontrarse con un portarretrato, cuyo momento que plasmaba la fotografía, lo tenía guardado en su corazon: él, observando la sonrisa de Jisung, mientras sus mejillas se incendiaban en un rojo navideño, mientras se moría de vergüenza porque una extraña persona le iba a tomar una foto. Lee dijo algo gracioso y el menor rió, fue así, como el momento fue captado por la cámara.
Sus ojos se dirigieron a la pequeña nota que estaba decorada con tiernos gatitos. Sonrió y leyó:
"¡Nuestro primer recuerdo juntos, hyung! Espero volver a disfrutar toda una tarde contigo, ndie me ha hecho reir como usted.
Pd: No le cuente a Seungmin.
-Han Jisung-"
—No lo dudes, Jisunggie —comentó, bajando el portarretrato y dejándolo a un lado, para volver a tomar su rostro—. Tendremos más citas. Pero ahora, tienes que escucharme.
—¿N-No le gusto? Si es así, puedo hacer otro más...
—Todo lo que venga de ti me gusta. Pero creo que ya es hora de acabar con esto de los regalos, Jisunggie.
El rubio abrió en grande sus sus ojos.
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