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🎁¹⁶: Para que lo abraces cuando no esté.

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Ambos caminaban entre risas, mezclándose con la gente que quizás compartían la misma felicidad del momento. La noche estaba tan hermosa para salir, no solo por el clima, sino por el cielo que estaba tan iluminado por las estrellas que robaban más que miradas.

Sus manos enlazadas se sentían tan bien. Todo se sentía tan maravilloso cuando estaban juntos, tanto que a Minho se le hacía algo sospechoso sentirse de esa manera y con una persona ajena.

Podía decirse, que era la primera vez que se sentía así de completo. Cuando pasó sus primeros años en el orfanato, no pasaba tiempo con ningún niño de su edad, y con tan solo seis años, sabía lo que era sentirse solo.

Sin padres, sin hermanos, sin amigos, hasta sin una casa propia.

Tuvo que aprender a compartir, solo por obligación, hasta lo que se había comprado con su dinero. O bueno, se lo había encontrado tirado en el suelo y cuándo volvió al orfanato, tuvo que compartir sus dulces. De los diez que tenía, solo uno le quedó. No era malo, él nunca fue mala persona, solo que de vez en cuando, consideraba que era bueno tener cosas para sí mismo y no compartirlas con nadie.

Y estaba feliz de al menos, saber que la relación que tenía con el menor, era de ellos dos. Que los regalos del menor, eran para él. Solo él.

Al principio, no sabía cómo afrontar la idea de que alguien esté enamorado de él, como para regalarle algo todos los dias. Si bien, tomó decisiones bastantes malas, estaba feliz de recibir regalos que solo eran pensados por y para él. ¿Era eso malo?

Porque no queria que Sanha recibiera ni una pizca de atención del menor.

¿Estaba mal pensar en eso? Que en cualquier momento, pudiese meter la pata y que Jisung tan solo se vaya y ahí esté Sanha... con esa sonrisa que te dan ganas de matarlo a golpes.

Ya ni sabia lo que pensaba, solo sabia que ahora en este momento, los labios de Jisung eran el paraíso y no quería ser desterrado de allí.

—Podría besarte todo el día... ¿quieres que hagamos eso? Porque yo sí —exclamó el mayor, observando como Jisung reia.

—Sí quiero, pero no es el lugar...

—¿Cómo que no? —preguntó totalmente ofendido.

—Me refiero a que no podemos quedarnos besándonos mucho tiempo porque estamos en el parque, ya pronto cerrará y no he podido sacar ni un peluche de la máquina, así que el tiro al blanco es mi segunda opción —señaló al stand antes mencionado—. Y, no te ofendas, pero prefiero gastarme el tiempo en tratar de sacar un osito. ¡Pero te prometo que luego te daré todos los besos del mundo!

Minho lo miró con una expresión interrogante, preguntándose seriamente qué era lo que preferia, pero al menos no se quedaría sin besos.

—Ah, de acuerdo, vamos...

—¿Me haces un favor? —Minho aceptó—. ¿Quieres esperar detrás de ellos, así voy al baño? Es por si se hace una fila larga y no quiero esperar mucho...

—Ve, mientras tanto intento darle a uno —dijo, antes de plantarle un pequeño beso en los labios.

—¡Te amo! —confesó, antes de ir corriendo hacia el baño.

Lee sonrió, pero en cuánto el señor del stand se le plantó en frente, no solo se asustó, sino que el nerviosismo invadió su cuerpo. Porque recordó que Jisung le había regalado un osito y él no supo apreciar aquello, así que haría lo posible para ganar uno y regalarselo.

El señor le dió la pistola y cómo nunca creyó en sí mismo, esta vez sí. Respirando hondo y con precisión le dió al blanco. Dos de tres, al menos era suficiente para elegir un peluche mediano.

Y así lo hizo: eligió un osito. Se veia suave y adorable. No sabía muy bien cual era su color, parecía blanco, pero si lo sacabas de la luz, era de un color gris brillante. Con sus manitos sostenía un corazón en el que claramente decia "te amo". Perfecto para una respuesta a lo que dijo el menor antes de salir corriendo.

Tanteó sus bolsillos, para tratar de encontrar el block de notas que compró, justamente para dejarle una en cada regalo, pero evidentemente se lo olvidó. Le preguntó al señor del stand, y entre dientes, le dijo que sí tenía una hoja y un bolígrafo para prestarle.

Minho agradeció en tartamudeos por el miedo que le infligia aquel señor de gran contextura.

—¡Min! —exclamó el menor, a la vez que tocaba su hombro, ocasionando que el mayor de un leve salto.

—Mierda, qué susto —llevó su mano al corazón, ya que este palpitaba como loco.

—Lo siento —rió Jisung—. ¡Qué lindo osito! ¿lo ganaste tan rápido?

—Así es, tienes un novio que es muy bueno en todas las cosas que hace —le guiño el ojo izquierdo, aunque pareció de todo, menos eso—. Es para ti.

Los ojos de Jisung brillaron y su boca se abrió levemente por el asombro. Tomó al oso y lo abrazó con todas sus fuerzas, apretando por accidente el botón de adentro, el exclamó tiernamente "te amo", asustando al menor, pero aquella expresión fue reemplazada por una sonrisa, además de adoración hacia el regalo que acababa de recibir.

Minho observaba todo detalladamente, dándose cuenta que Jisung era alguien realmente hermoso.

—¿Y mi nota, Min? —preguntó, más que aferrado al peluche. El nombrado sonrió y le extendió el papel.

"Para que lo abraces cuando no esté... Pero cuando duerma a tu lado, abrazame y no me sueltes"

Lee no pestañeaba ya que no quería perderse de cada expresión del menor. Sin embargo, se asustó al notar que Jisung lo abrazó con ímpetu.

—Claro que te abrazaré.

Lee paso sus brazos alrededor de la cintura ajena, aceptando el dulce abrazo que Jisung le estaba dando. Apoyó su mentón sobre la cabeza ajena y cerro sus ojos, sintiendo una inmensa paz.

¿Acaso ambos sabian cuánto duraban los abrazos?

━ 20 𝑟𝑒𝑔𝑎𝑙𝑜𝑠 𝑑𝑒 𝑛𝑎𝑣𝑖𝑑𝑎𝑑 ✧ 𝑀𝑖𝑛𝑆𝑢𝑛𝑔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora