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🎁¹²:『 𝘎𝘳𝘢𝘤𝘪𝘢𝘴 𝘢 𝘵𝘪 𝘯𝘰 𝘮𝘶𝘦𝘳𝘰 𝘥𝘦 𝘧𝘳𝘪𝘰 𝘢𝘩𝘰𝘳𝘢, 𝘢𝘴𝘪 𝘲𝘶𝘦 𝘦𝘴𝘱𝘦𝘳𝘰 𝘲𝘶𝘦 𝘵𝘶́ 𝘵𝘢𝘮𝘱𝘰𝘤𝘰 』

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Minho bebió el último sorbo de café, ahora tendría que prepararse otro para que sus párpados no pesaran y el sueño se vaya.

Eran las cuatro y treinta de la madrugada.

Sus dedos dolían, podía sentir como las ampollas saldrían en el transcurso del día. Su espalda dolía, ya no encontraba posición cómoda en la silla, incluso en la cama. Y la música que puso para entretenerse, más de lo que ya estaba, empezó a aturdirlo, por ello, la quitó y el silencio inundó su habitación.

Estaba muerto de sueño. Sus ojos se cerraban, y si iba a la cocina a preparse otro café, sabía que iba a ser inútil. Sin embargo, no faltaba nada para terminar. Solo esperaba que aquella bufanda salga tal cual el tutorial, porque no solo no tendría regalo para Jisung, sino que quedaría como un completo idiota que no sabe tejer o no sabe como seguir un tutorial.

Bueno, al menos estaba quedando como el dibujo que hizo horas atrás, y no algo raro o con puntos afuera. Hasta que a dió vuelta, y sí, ahí sí que era un desastre. Pero estaba totalmente cansado como para volver a enpezar.

La imágen de Jisung, tejiendo horas y horas, hasta sentir las yemas de sus dedos duras, se plasmó un largo tiempo en la mente de Minho, provocando unas ganas de llorar. Ni siquiera lo había visto bostezar ese día en el que le dió el regalo, y eso que no había quitado su vista ni un segundo de él, tratando de buscar alguna razón para hacer eso.

Ya lo comprendió: Jisung estaba tan enamorado como para sacrificar horas de sueño, para darle un regalo a un idiota como él que terminó tirándolo a la basura.

Y aún así, Jisung no se rindió.

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Minho pasó sus manos con agua por su rostro, tratando que esto lo despeje y pueda prestar atención a la clase de lengua, ya estaba bastante mal en esa materia y, si no entendía la explicación de la profesora, el exámen de la semana que viene lo iba a desaprobar y la escasa nota que tiene, no le bastaria para aprobar el trimestre.

Y eso lo tenía bastante jodido, no más que Jisung, él se lleva el primer puesto en absolutamente todo.

Se miró por última vez al espejo, maldiciendo por las ojeras que tenía,  –aunque estas no eran tan notorias–, para luego notar como la puerta del baño se abría, encontrándose la persona que menos se esperaba.

—Oh, tú —fue lo único que dijo el recién llegado.

Minho lo ignoró por completo, secándose la zona anteriormente mojada con una servilleta.

—Qué sorpresa verte lejos de Jisung, parecías un perro como ibas detrás de él.

—Repítelo mirándote al espejo, quizás así sientas un poco de empatía, al menos un poco contigo mismo y dejas de ser un idiota. ¿Por qué sonríes? —preguntó cuando lo vió curvar sus labios—. ¿Te sientes feliz de haberle dejado un moretón en su brazo? ¿Tan desagradable eres? —Lee tomó su mochila y se dio la vuelta para encararlo y ver como su sonrisa desaparecía—. ¿Sabes una cosa? Jisung dijo que eras bueno. Que eras una buena persona, incapaz de hacerle daño; eras su amigo, ¿sabes lo asustado que estaba? ¿Tienes consciencia que tú solito lo has alejado?

El silencio se adueñó del lugar. El corazón de Minho comenzó a latir fuertemente y sonrió al observar como Sanha agachaba la cabeza. Asintió, el silencio lo había dicho todo.

Se retiró del baño y caminó rápidamente hasta su casillero, tenía que guardar el regalo ahí hasta el final de la jornada, luego de dárselo, también le pediría que lo ayudara a estudiar. Si bien sabía que lo que menos haria era eso, al menos podría besarlo.

Y fue en esos minutos, en el que su mente se sumergió en un viaje astral, que una cabellera rubia llamó su atención de inmediato, iluminando sus ojos ante la sonrisa que poseía.

Logrando que el mal sabor de boca por el momento en el baño, se esfumara.

—Buenos días, hyung —saludó animado, mirando dentro del casillero, ya que un empaque color verde se podía ver.

Pero Lee se dió cuenta de ello y lo colocó un poco más adentro, largando una ligera risa.

—Hola, bonito —cerró su casillero y observó como las mejillas del menor se colorearon—. ¿Tímido, eh? Bonito, bonito, bonito —decía, mientras besaba cada uno de sus cachetes.

—¡Hyuuung! —exclamó, ahora si tímido por todas las miradas puestas en ellos—. Hay muchas personas y van a hablar.

Minho rió cuando Jisung apoyó la cabeza en su pecho, realmente tímido ante la situación. Acarició su rubio y ondulado cabello con cariño.

—¿No te gusta? —preguntó con un tono bromista, pero realmente quería saber la respuesta.

—No es eso, MinMin, es que van a especular que somos novios... y bueno... no lo somos... ¿Aún?

Lee no respondió, solo se quedó pensando en como fue llamado. Llevó ambas manos a su cuello para levantar lentamente su cabeza. Primero se encontró con sus ojos, unos grandes, oscuros y brillosos, jurando que podría perderse en ellos si se quedaba viéndolo más tiempo. Luego se dirigió a sus labios, estos eran rosas y jodidamente deseosos, más con ese brillo labial que no se notaba de lejos, agradeciendo que era el único que podía hacerlo y sentir lo abultados que eran.

Lo besó.

Ignorando a la gente, o las palabras que podían decir. Solo importaba él. El sentir su boca contra la suya, o sus manitos tomando sus hombros. O tan solo ver su sonrisa, escuchar su voz.

Todo era tan cursi

Pero era hermoso.

━ 20 𝑟𝑒𝑔𝑎𝑙𝑜𝑠 𝑑𝑒 𝑛𝑎𝑣𝑖𝑑𝑎𝑑 ✧ 𝑀𝑖𝑛𝑆𝑢𝑛𝑔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora