012

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Jisung caminaba lento, con sus bracitos pegados al cuerpo y ambas piernas juntas, como si fuera un pingüino. La vergüenza le recorría el cuerpo y la bolsa se balanceaba entre sus dedos. Sus nudillos se volvieron blancos por la fuerza que ejercía en el puño, estaba clavándose las pocas uñas que tenía en las palmas de sus manos.

Tenía miedo. Mucho de hecho. No sabía como iba a verlo a la cara, seguro Minho ya no le quería hablar. Primero tiraba todos sus regalos a la basura. Luego trataba de intimidarlo en los pasillos, logrando que hiciera un efecto contrario. Y ahora, su amigo literalmente le había roto la cara solo porque trató de defenderlo de Sanha.

Su cabeza también estaba gacha, sus mejillas rojas y la punta de su nariz también, el rastro de lágrimas se habia secado y sus ojitos ardían y probablemente también estaban hinchados. No solo lo había ahuyentado todavía más, sino que tendría que terminar con el plan, es decir, había trabajado más de cinco horas para nada.

Aunque, viéndole un lado positivo, el dinero que le daría su madre, le serviria para retomar sus ahorros y comprarse una computadora nueva.

Sus pasitos se detuvieron al reconocer la puerta roja, perteneciente a la enfermeria. Golpeó dos veces pero no escuchó nada, aún así, entró. Lo primero que notó fueron los golpes en el rostro de Minho: tenía un ojo morado, un corte en la mejilla y su labio sangraba. Se colocó a unos metros de él, con su cabeza gacha nuevamente, estaba atemorizado por lo que llegase a ocurrir en estos minutos.

No quería que Minho lo odiase.

—¿Qué haces? El día ya terminó, debes ir a tu casa —su voz salió ronca.

—Yo... yo... —sus ojos se humedecieron—. Ve-venía a disculparme.

—¿Por qué? Tú no me golpeaste, fue el idiota de tu amigo.

Jisung tragó saliva. Quería armarse de valor para ver a Lee a la cara, pero no podía. Escuchó una exhalación y un ruido perteneciente a la bolsa que contenía el hielo, probablemente cambió de mano, y de lugar para calmar el dolor.

—S-si debo disculparme, Minho hyung. Trato de defenderme y él... él se enojó, no es la primera vez que le niego sus citas.

—¿Insiste mucho en eso? —Jisung asintió y apretó con más fuerza el puño—. ¿Ha sido desubicado contigo? —quiso saber, con el corazón en su boca.

—No. Sanha hyung es lindo conmigo, me trata bien, pero es muy insistente.

Minho se puso de pie y caminó hasta Jisung. Ahora la distancia se redujo a centimetros y con ello, el rostro del rubio se volvió mucho más rojo que antes, otra razón para no levantar su cabecita.

—Sé que el exámen de matemática es verdad, por lo que no es una excusa, pero... ¿aceptarías salir con él, si no hubiese nada que te detuviera?

—No lo sé. He dicho que no muchas veces, y quizás está cansado de que no lo acepte, por eso habrá reaccionado a la defensiva. Él es un chico muy bueno...

—¿Pero...? —incentivo. Su corazón latia como loco y verlo así le resultaba tan dorable que no le molestaría dejar besos en todo su rostro.

—Hay algo que me detiene y eres tú —susurró, recordando el momento exacto en que el plan llegó a su mente como algo maravilloso—. Pero intento acercarme, hyung, enserio lo hago. Trato de darle lindos regalos y lo único que hace es tirarlos a la basura. Está lastimando mi corazoncito.

La voz de Jisung se había quebrado por completo. Las lágrimas comenzaron  a correr por sus mejillas.

—Me detendré ahora. Sino lo hubiese hecho, probablemente esto no huebiese pasado y su perfecto rostro estaría intacto —Minho rió, ocasionándole un poco de dolor.

—Hoy es seis de diciembre.

Jisung levantó su rojo rostro ante las sorpresivas palabras de su hyung.

—¿Qué?

—¿Dónde está mi regalo? Me lo debes por aguantar los golpes del loco de tu amigo.

—¿Lo quiere en verdad, hyung? —los ojitos del menor brillaron, a pesar de las lágrimas.

—Solo quiero que no te rindas ante esto.

Subió ambas manos para acunar su rostro por unos segundos y luego limpió el rastro de lágrimas.

Ambos sonrieron. Ambos se enamoraron de las sonrisas contrarias.

—Espero que le guste —extendió sus bracitos hasta chocar contra el pecho ajeno, balanceando la pequeña bolsita.

Minho la tomó y vió lo que había adentro. Sonrío al ver uno de sus postres favoritos sin importar la marca, pero sonrío aún más al ver la nota que le alegraba los días desde el primer momento.

"Un chocolate para endulzar el día. Que lo disfrute, hyung.

-Han Jisung-"

—Veremos si le has pegado al sabor, Han —mintió.

Dejó el chocolate en la bolsa y se alejó de él, rumbo a la salida. Pero al abrir la puerta, la verdadera razón del por qué estaba en la enfermeria, volvió a su mente.

—Aléjate de Sanha, no es sano para ti, Jisung —tragó saliva y se fue de la sala.

Sintiendo como las ganas de besarlo crecían.

Sintiendo como las ganas de besarlo crecían

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Espero que les guste♥️

━ 20 𝑟𝑒𝑔𝑎𝑙𝑜𝑠 𝑑𝑒 𝑛𝑎𝑣𝑖𝑑𝑎𝑑 ✧ 𝑀𝑖𝑛𝑆𝑢𝑛𝑔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora