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Sus labios se rozaban con cariño, disfrutando el sabor del contrario. Las manos del mayor se encontraban en la cintura de Jisung, mientras que sus manos se hallaban en los anchos hombros de Minho, apretando levemente su camiseta, cada vez que mordia suavemente su labio inferior. 

El pelinegro lo había besado para calmarlo. Vió como sus ojos se abrieron de par en par y por la cercanía, pudo notar como su corazón empezó a latir como loco. No quería asustarlo, o hacerle pensar que sus obsequios no le gustaban, por eso atinó a besarlo, para demostrarle que esa no era la razón. Bueno, también tenia ganas de besarlo, ya que no lo había hecho en unas largas horas.

Ambos se separaron. El rubio abrió lentamente sus ojitos para caer en la realidad y recordar las palabras de su novio no novio.

—No respondió mi pregunta, hyung, ¿por qué quiere que pare? —preguntó con un poco de tristeza en su voz, sentándose en la mesa del pupitre, teniendo aún las manos del mayor en su cintura.

—Escuché a Chan y a Seungmin hablar por teléfono, en altavoz para que entiendas como. Uhm... escuché que tú limpias, haces las compras por dinero, y ese dinero va para mis regalos —Jisung apartó la mirada, con sus mejillas al rojo vivo—. No digo que no lo hagas para ganar dinero, pero ya has gastado en mi, y es hora que el plan de conquistar a Minho cambie, porque ya caí como pez a la carnada.

—¿Q-Qué quiere decir?

—He tirado la mayoria de tus regalos sin pensar en lo que has hecho para conseguirlo, y me siento realmente mal —confesó lo que la noche anterior no dejó de rondar por su cabeza, provocando un insomnio que duró las ocho horas de sueño—. Por eso propongo... no... exijo que dejes de gastar dinero para este idiota. ¿Cuántos regalos eran en total? ¿Veinte?

—Sí, pero, hyung... —levantó su mirada apresurado por hablar, sin embargo Minho atrapó sus labios para besarlos.

—Sé que voy a extrañar pedirte los obsequios todas las mañana, pero es mi turno de conquistarte, ¿si?

—Pero ya estoy enamorado de ti... —y en cuanto escuchó lo que dijo, tapó su boca con sus manos.

—¿Qué dijiste?

Ambos corazones palpitaron como locos. Uno pidiendo escuchar nuevamente aquellas palabras, y otro, muriéndose por decirlas, pero la timidez era tan grande, que Jisung terminó ocultando su rostro en la curvatura del cuello contrario.

—Al principio dije que te alejaras... gracias por no hacerlo, porque sino jamás hubiera sentido lo que siento ahora.

—¿Qué siente, hyung? —susurró en su oído.

—Que también estoy enamorado de ti.

Confesó aquello con una sonrisa, pensando atentamente en el regalo que le daría en el almuerzo, a pesar que ya tenía la lista de los obsequios que había tirado a la basura.

Estaba emocionado.

Estaba emocionado

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━ 20 𝑟𝑒𝑔𝑎𝑙𝑜𝑠 𝑑𝑒 𝑛𝑎𝑣𝑖𝑑𝑎𝑑 ✧ 𝑀𝑖𝑛𝑆𝑢𝑛𝑔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora