"La muerte es igual al matrimonio"
Regulus
La visita de los dioses al castillo siempre me han puesto nervioso. ¿Cuál es la necesidad de presentarse aquí? Las bendiciones pueden hacerlas desde el Olimpo, incluso Hades puede hacerlas desde el mismo inframundo.
Mientras camino por los pasillos del palacio en dirección a mis cámaras veo cientos de sirvientes pasar con las ofrendas para Hera. Los guardias custodiando la entrada de mis aposentos abren sus puertas para mí de par en par para después cerrarlas tras de mi una vez me encuentre dentro.
La figura de una figura alta de cabello borgoña me deja perplejo. En cuanto la veo hago una reverencia poniendo una de mis rodillas sobre la alfombra castaña, bajo ligeramente mi cabeza evitando verla.
—Hera, sea bienvenida a Halaác. — Saludo con firmeza
—Basta de reverencias. Ponte de pié. — ordenó
Me puse de pie dándole la cara finalmente, su voz firme y aguda demandaban superioridad. Sus ojos oscuros y fríos estaban clavados sobre mi. Su piel desprendía un tenue brillo, lucía como porcelana pálido. Tenía un porte imponente, digno de una Diosa.
—¿Te molesta mi presencia? — agregó, indiferente.
—De ninguna manera, solo pensé que llegaría más tarde. Aún no estamos listos.
—El motivo por el cual estoy aquí es para hablar contigo el tiempo suficiente.
—Estoy dispuesto a escuchar y responder a sus palabras.
—Por supuesto.
La diosa inició un recorrido por mis cámaras, analizando todo a detalle, juzgando. La tela blanca de su vestido no tocaba el suelo, y ella tampoco.
—Los dioses en conjunto creamos este reino para nuestro beneficio, le dimos de forma justa a tus ancestros el honor de gobernar si ellos juraban hacer prosperar Halaác. Todos cumplieron con su palabra. — se detuvo frente a un ventanal y giró en dirección a mi — tú has mantenido todo lo que ellos lograron.
—Para mi en un honor...
—Aun no termino — me detuvo en seco — tu trabajo no es mantener lo que hicieron tiempo atrás. Te quedaste estancado en donde ellos te dejaron. Lo que nosotros queremos es que Halaác avance.
—Estoy haciendo lo posible por avanzar, lo que más me importa es mi pueblo, no haría nada que les afectara.
Caminó en dirección a mi hasta quedar de frente, su olor a flores silvestres me envolvió.
—En tus siete años como rey no has hecho mas que cazar magos y brujas — reclamó, fulminandome con la mirada
—Las brujas son una amenaza, yo solo trato de poner el reino a salvo.
—El asunto de las brujas es algo que a mí no me importa, eso lo discutirás con Gea. Lo que yo vengo a decirte es algo muy aparte de eso.
—La escucho
—Todos en el Olimpo tenemos la certeza de que el motivo por el cual tu progreso ha sido nada es porque te falta una esposa.
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DAHARA: La guerra de los dioses ( Los condenados #1)
FantasyA veces el destino juega como quiere.