"Rumores"
Dahara
—El no es tu padre—espetó Felix, acercándose y arrodillándose frente a mi, furioso—, es el mío.
Con su mano sujetó mi rostro tan fuerte que me dejaría marcas, y me obligó a verlo directo a los ojos. Unos mechones de cabello azul comenzaban a teñir su melena rubia, fue entonces cuando me di cuenta de lo que estaba ocurriendo.
—Felix, ¿qué has hecho?
—Lo correcto—bramó—. Estoy haciendo que el curso de esto vuelva al camino que corresponde—la rabia en su mirada era notoria, el tono áspero de sus palabras me picaba en la piel mientras imaginaba los peores escenarios posibles—. Regulus no tiene que ser emperador.
—¡Y tú tampoco!—gritó Celdres a sus espaldas.
—Los dioses se salvan y los humanos mueren—murmuró, ignorando al antiguo rey—, así debe ser.
—Estas loco—negué con la cabeza—, ¿Qué te han hecho los humanos? ¿A cambio de qué proteges a los dioses? Si quieres gobernar todo esto, Regulus te lo puede dar sin necesidad de tanto desastre, solo déjalo cumplir con su plan y todos seremos felices.
—¡No!—otra bofetada mas fuerte que la anterior llenó mi boca con un sabor metálico—No quiero su maldito imperio.
—Entonces, ¿qué es lo que quieres?
Deimos, quien se había mantenido al margen de todo, observaba con saña a Felix, como si en su mente planeara miles de formas para hacerlo sufrir.
—A Yosdiel. Quiero a mi princesa de vuelta.
—¿Qué te impide tenerla?—me mofé, sabiendo muy bien lo que se lo impedía.
Otro golpe, aún más seco que el anterior, impactó en mi otra mejilla. Mack-glaa se regocijaba en mi dolor, sonriendo con malicia mientras yo sangraba.
—Tú, maldita, tú me lo impides.
—Si me lo pides por favor—la boca me dolía tanto que me costaba hablar, aún así lo hice— tal vez te la regrese.
—No soy ningún idiota, ya se que eso no se puede—se puso de pie y comenzó a caminar con calma hasta la jaula de Celdres—. Por eso hago esto—señaló al antiguo rey y a su padre—. Cuando le quite su imperio a Regulus, yo controlaré todo y se me hará mas fácil encontrar a Yosdiel, la enamoraré de nuevo con una apariencia diferente y seremos felices en Asva, su hogar.
—Así no funciona, idiota.
—Como no quiero terminar mal para que ella no se asuste—continuó, ignorándome—, ya sabes, las marcas negras en la cara como las que tú tienes—se dio la vuelta y señaló mi rostro, luego hizo un gesto a Deimos para que le trajera un cristal roto cerca de él y me lo puso enfrente, muy cerca de mi. Era verdad, bajo mis ojos habían líneas demasiado negras que llegaban hasta mis mejillas, también salían unas de mi cuello, pero esas no las podía ver bien, pues el cristal era tan pequeño que apenas y se distinguía mi reflejo—, no quiero que vea eso en mí. Es por eso que mi padre revivirá a Sarah y al hijo que llevaba en su vientre, y a tu hermana Elizabeth, así Verdammt tendrá a su emperador, los Valtees a su bruja y mi princesa tendrá su reino.
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DAHARA: La guerra de los dioses ( Los condenados #1)
FantasyA veces el destino juega como quiere.