16 |Un hombre y una mujer|

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La chica rubia de la que me encuentro bebiendo se deja caer sobre mi cuerpo, haciéndome saber que finalmente se desmayó y, a pesar del hambre que tengo que me grita que termine todo lo que tiene adentro, yo aparto mi boca, haciéndola caer sobre mi...

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La chica rubia de la que me encuentro bebiendo se deja caer sobre mi cuerpo, haciéndome saber que finalmente se desmayó y, a pesar del hambre que tengo que me grita que termine todo lo que tiene adentro, yo aparto mi boca, haciéndola caer sobre mi regazo.

—¡Quiero otra! —Le grito a Klaus, que se encuentra hablando por teléfono con Malcom según me dijo, pero me encuentro tan débil que no puedo escuchar la conversación así intentara.

O tal vez si puedo, solo tengo flojera de intentar.

—Esa aún tiene jugo. —Señala a la rubia oxigenada de estereotipo que me trajo, haciéndome pensar que él tiene alguna especie de fetiche con las rubias porque solo me ha traído mujeres que cumplan con esa característica (todas teñidas). —Termínala.

—Si sigo así la voy a matar y no me gusta.

—¿Por qué? ¿Eres muy santa?

—Míralo como que si matara a todos de los que he bebido ya no habría población para comer. —Fue un poco estúpido ese pensar cuando lo dije en voz alta, pero esa es mi creencia desde que aprendí lo que es el verdadero autocontrol.

—Bien. —Rueda los ojos dramáticamente y apoyándose el teléfono entre el oído y el hombro sujeta a la rubia, quitándomela de encima. —No, Malcom, no sé bien cuando volveremos. —Le responde a mi mejor amigo justo antes de dejarme sola en la habitación.

Ha pasado una hora desde que desperté y me siento cansada, como cuando eres humano y vas al gimnasio, es algo que puedo soportar siempre y cuando no trate de hacer esfuerzos, porque entonces me siento enferma y entiendo por qué Freya me dijo que sería dependiente durante un tiempo, porque tendría que arrastrarme por comida y un vampiro en el suelo no intimida.

Klaus se ha encargado de mí desde antes de despertar: se tomó la molestia de comprar boletos de avión, de traerme, de cambiarme, de limpiarme y de traerme comida sin quejarse, de hecho, sospecho que le gusta que yo dependa de él, o simplemente cuidarme, no lo sé y no tengo deseos de darle vueltas al asunto dado que, en lugar de llevarme a un hotel o arrojarme en brazos de mi familia, se tomó la molestia de preparar esto.

Él entra en la habitación y arroja su teléfono a mi lado en la cama.

—¿Qué te dijo? —Pregunto asustada porque en serio odiaría que mi familia supiera de esto. —¿Qué le dijiste?

—Le dije que decidimos tomarnos unas vacaciones juntos sin razón específica, fue un impulso. —Eso es algo que yo haría, pero Klaus no, así que la idea de que a su familia le haya dado otra excusa que nos fuerce a dar explicaciones se materializa en mi mente. —Lo creyó y después de darme varios consejos sobre protección finalmente colgó.

—Gracias por hacer esto.

—No es gratis, Soleil. —Levanto una ceja por esa respuesta y él se sienta en la cama a mi lado, de donde no me he podido mover desde que desperté. —Tienes que contestar algunas preguntas o este paraíso lo convertiré en infierno para ti.

Keyla {Klaus Mikaelson}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora