27 |El Diablo (Parte II)

1K 108 114
                                    

KEYLA

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

KEYLA

Trato de colocar el trapo húmedo sobre la frente de Jayden, pero él me da un manotazo obligándome a soltarlo y la tela cae sobre su cara; él molesto por el accidente se lo quita y me lo arroja a mí, obligándome a cubrirme y a dejar caer el agua del sobre mi regazo.

—¡Eres una inútil! —¿A caso no se sabe otro insulto? Comienza a darme ganas de traerle un teléfono para que busque otra forma de ofenderme. —¡Eso no me va a ayudar!

—Obvio que no. —La única cura para la mordida de un licántropo corre por las venas de Klaus y tal vez también las de Hope (no comprendo muy bien cómo funciona eso) y como Klaus lo mordió, no espero que venga a salvarlo. —Pero te ayudará un poco.

—¡Idiota! —Eso es nuevo, lo que no es nuevo es que extiende su brazo, toma el cuenco y me lo arroja a la cara. Por primera vez yo logro atraparlo en el aire y se lo arrojo de vuelta, haciéndolo reír. —Ah, miren, la prostituta española cree que...

—Deja de llamarme así. —Ordeno, con los dientes apretados tan fuerte que siento que se me van a romper. —Estoy aquí por caridad, otra te dejaría muriendo solo.

—¿Ahora eres una santa prostituta? —Está muriéndose ¿Cómo puede usar la poca energía que le queda en esto?

—Oye, si la vuelves a llamar así juro que te mato yo mismo. —Abro los ojos de par en par y volteo, descubriendo a Rebekah y a Kol de pie junto a la puerta de entrada, entre los escombros que dejó Klaus. Rebekah fue quien habló.

—¿Te acostaste con esos dos tam...? —Le meto el trapo en la boca a Jayden, así consigo callarlo. Gracias al cielo está muy débil, así que se le dificulta sacárselo.

—¿Qué hacen aquí? —No sé si quiero que estén aquí para entregarme un frasco con la sangre de su hermano o no, ya no sé nada ahora.

—Venimos a ver cómo te encuentras. —Es Kol quien habla y se acerca, tendiéndome su mano para ayudarme a levantar del suelo. Yo levanto mi mano para tomarla, pero antes de hacer contacto el temor me abruma y prefiero levantarme yo sola. —Y yo no he tenido oportunidad de un momento emotivo con mi supuesta hermana...

—No somos hermanos.

—Ah, genial, ya tengo mucho que soportar con los hermanos que tengo. —Discute y Rebekah se acerca a examinar a Jayden. —Escucha, no entiendo muy bien la mente femenina desde que me casé, pero... ¿Por qué no le escupes la cara, das media vuelta y te marchas?

—La verdad es que no sé. —Jayden abre los ojos de par y levanta su mano para sacarse el trapo, pero Rebekah se lo impide. —Supongo que debería hacerlo, ¿No?

—He conocido muchas mujeres violentadas en mi vida y salir de ahí no es fácil. —Asegura Rebakah, encajando más y más el trapo en su garganta para que no se lo quite. —Normalmente están ahí porque necesitan algo de ellos o dependencia emocional.

Keyla {Klaus Mikaelson}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora