Keyla {Klaus Mikaelson}

28 |Trauma|

Klaus se encarga de Melody y ese debería ser mi trabajo porque es mi hija, pero no, ahora me encuentro en la cocina tomando todo lo que puedo, porque, cuando Malcom echó el cuerpo al basurero (alguien se llevará una sorpresa desagradable) todo el suelo quedó cubierto de sangre.

Y no tolero la suciedad, así que corro de vuelta al salón con una cubeta repleta de químicos y los dejo caer todos sobre la mancha más grande, formando un vapor que me mataría si fuera humana, pero soy una original y no puedo morirme, aunque quiera.

Pero eso no me impide respirar ese vapor mientras froto con mis manos la mancha ¡No sale! Parece que solo se extiende y reanima la sangre seca que yo tenía en mi mano después de asesinarlo.

—Soleil... —Klaus me llama, pero yo sigo frotando ¿Por qué la sangre es tan difícil de sacar? —Por favor, basta, llamaré a alguien.

—Yo lo maté, yo lo limpio. —No me siento mal de haberlo hecho, pero me siento mal del pasado, de saber que Caleb murió envenenado a manos de su hermano.

Un pequeño pedazo del suelo laminado queda limpio, así que sigo con el siguiente, pero fuertes dedos abrazan mis muñecas y me obligan a levantar las manos para dejar de limpiar. Alzo mi mirada y Klaus está ahí, suplicando.

—Por favor, déjalo. —Me pide dulcemente y si yo hago un poco de fuerza podré soltarme.

Pero, no, lo que hago es bajar la mirada un poco y descubrir sus manos sujetándome las muñecas. Siento como lo hace, su piel cálida contra la mía y no me provoca asco o deseos de salir corriendo, es todo lo contrario.

—Me estás tocando. —Suelto sin poder creer que de verdad yo lo permita sin queja o droga en mi sistema.

—Lo siento. —Me suelta y yo rápidamente me aferro a él, esperando que no le moleste la mezcla de sangre y limpiadores tóxicos que tengo encima. —Keyla...

—Solo... —¿Qué puedo decirle? La verdad es que no tengo idea y la situación solo se torna más y más incomoda a cada segundo. —Solo me gusta que me toques.

—¿Cómo? —Está confundido y lo entiendo, porque cuando lo intentó yo lo hice a un lado con gritos y he hecho lo mismo con todos los que intentan tocarme, incluso con mi hija. —No tienes qué...

—No hago nada. —Lo interrumpo. Mi salud mental es frágil y más ahora, no me sorprendería descubrir que Malcom llamó al sequito Mikaelson para que venga, pero no voy a obsesionarme con Klaus como lo hice con Jayden. —Huyo de todo el mundo, pero de ti no. —Aferro mi agarre a él y sigue sin pasar algo que me haga correr. —¿Por qué?

—Eso es algo que tú debes entender sola, yo no pienso obligarte a nada. —"No pienso obligarte a nada", curiosas palabras que me confirman que él no abusaría de mí como otros lo han hecho. Comienzo a llorar de nuevo y él busca soltarme, pero lo detengo. —Soleil...

—Jayden asesinó a mi esposo. —Sus manos se tensan inmediatamente. —Sé que nunca se llevaron bien, pero ¿Quién es tan cruel como para asesinar a su propio hermano? —Sorbo por la nariz y él ladea su cabeza. —Ponerlos en un ataúd es algo, pero... ¿Asesinarlo? ¿Cómo es que no me di cuenta? ¡¿Cómo pude no saber entonces que mi sangre lo podía curar?