48 |El futuro|

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KLAUS

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KLAUS

—¡¿Quién dijo que podías fugarte?! —Son contadas las ocasiones en las que he tenido que regañar a Hope y esto lo amerita porque decidió que sería divertido escaparse con una vampira de mil años y enviar un mensaje al día diciendo "estoy muy bien". —¡No me mires así!

—No te miro de ninguna forma. —Se queja mi hija.

—Klaus, por favor, Hope ya es grande. —Habla Raziye, cuyas intenciones con mi hija desconozco. —Y no pasó nada que no quisiéramos.

—¡Tú no digas nada! —Protegí a Hope tanto de los chicos ¡Que me olvidé de las chicas! Y resultó que una de casi mil años apareció y terminó siendo lo peor de todo.

—¡No le grites! —Claro que Hope la defiende. —Y yo también te tengo una pregunta, papá ¡¿Por qué Mikael está en el segundo piso inconsciente?!

—¡Todos queremos saber eso! —¿Por qué le grito? ¡Ah! Porque ella me gritó, así que lo mejor es dejar de hacerlo. —Comenzaron a regresar de entre los muertos...

—¡¿Entre los muertos?! —Tener una hija adolescente es difícil, en especial porque, cuando intento hablar con ella, sigue gritando. —¿Cuántos? ¿Dónde? ¿Por qué no me dijeron?

—Tal vez porque estabas de vacaciones.

—¡Ese no es el punto! —Extraño a Hayley en estos momentos, ¿Por qué ella no volvió? —Los muertos no vuelven así como así. Esto ocurrió en Mystic Falls y...

—¡Necesito ayuda! —El idiota más afortunado del mundo interrumpe a mi hija, entrando a la casa gritando en forma tan dramática que incluso se arroja al suelo de rodillas. —Yo creo que le hice algo... No sé qué fue... ¡No entiendo ni siquiera por qué lo hice!

—¿Ese no es el esposo de Keyla? —Pregunta Hope, empeorando la situación mientras yo tomo al idiota y lo levanto del suelo. —Esto no es bueno.

Mientras Hope parece querer tratar de razonar con él, yo lo sujeto del cuello de su camisa y lo levanto, haciendo que sus pies cuelguen en el aire y que deba sujetarse de mi brazo para poder respirar.

—¿Qué hiciste? —Mis manos se acercan peligrosamente a su cuello cada vez más. —¿Y a quien se lo hiciste?

—No sé qué le hice. —Habla perfectamente bien, pero está aterrado y sé que no se debe a mí, lo cual me asusta aún más. —Cuando reaccioné ella ya no estaba conmigo y yo estaba cubierto de tierra, además, tenía eso a mi lado. —Señala al suelo con la mirada y yo lo sigo, ignorando su ropa cubierta de lodo.

Cuando llego hasta ese punto descubro horrorizado una caja que conozco muy bien porque en esa caja puse la daga que le di a Soleil como prueba de que jamás se la clavaría a ella. La caja se encuentra a mis pies, pero ¿En dónde está la daga?

La respuesta es obvia y no quiero aceptarlo porque conlleva más que a una siesta obligatoria de la cual se le puede despertar fácilmente, es por el hecho de que está embarazada y, cuando les clavaba esa daga a mis hermanos, veía como se secaban poco a poco hasta quedar inmóviles, como si acabara de asesinarlos con la diferencia de que solo los había puesto a dormir.

Keyla {Klaus Mikaelson}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora