Keyla {Klaus Mikaelson}

19 |Perros|

KLAUS

Suelto la respiración que contengo lentamente y solo entonces me decido a colocar mis dedos sobre mi muñeca. Siento el latido lento y mis oídos también son capaces de percibirlo, al mismo tiempo, sin alteración alguna, así que no hay problema, la taquicardia se ha ido.

Pero no estoy a salvo aún.

Puedo concentrarme, estoy concentrado ahora mismo en el latido de mi corazón, no en pensamientos ridículos como lo estuve hace un par de horas, lo cual confirma que me encuentro a la perfección, pero temo que eso cambie en cualquier segundo.

—Te digo que estoy enfermando. —Elijah, que ha estado observándome la última media hora da un trago a su bebida. Escucho sus latidos y son similares a los míos ahora mismo, así que no hay problema. —Estoy enfermo.

—Niklaus, eres un original, no puedes enfermar. —Me recuerda con obviedad y la verdad es que es obvio, pero eso me hace caer en cuenta de algo.

—¿Qué si mis enemigos han regresado? —Elijah aprieta los labios ¡No me cree! Pero es verdad y me niego a permitir que se separe de mí hasta que los síntomas regresen y él mismo pueda evidenciarlos. —¿Y si me están envenenando con alguna clase de menjurje mágico?

—Niklaus, estás paranoico.

—¡No lo estoy! —No puedo estarlo, lo que me afecta es real, es físico y en cuanto vuelva a pasar él podrá notarlo y me creerá. —Elijah, te juro que no me he sentido tan enfermo desde que era humano.

—¿Y es una enfermedad que va y viene? —Escéptico, así es como suena él porque corrí a alertarlo en cuanto los síntomas volvieron, pero al verlo desaparecieron. —Niklaus, si tus síntomas fueran reales serían constantes, no se irían de un momento a otro.

—¡Te juro que me siento mal! —La verdad es que no me siento mal, no es desagradable lo que tengo, pero no lo entiendo y temo que sea alguna clase de veneno. —No me puedo concentrar, estoy nervios y ansioso...

—Eso no es nuevo.

—Me falta el aire, me duele mucho el pecho y mi corazón se acelera constantemente. —Prefiero pasar por alto su ignorancia, enumerando mis síntomas para que vea lo grave que es. —Y creo que tengo fiebre.

—¿Un lobo te mordió? —Me molesta.

—¡Es en serio!

—Mi comentario también lo es, Niklaus. —No puedo creer que le esté contando algo tan serio y parezca que él solamente se quiere burlar. —¿Un vampiro con fiebre? Eso solo puede causarlo el veneno de licántropo, pero tú....

—¡Marcel!

—No estoy diciendo eso. —Rueda los ojos, irritado. —Piensa en lo descabellado que sería que tengas fiebre, te falte el aire y demás, Niklaus, no tiene sentido.

—¡Pero si pasa! —Me frustra que no me crea, porque ¿Qué pasa si después de mí quieren ir por Hope? La verdad es que no podría tolerarlo.

—Muy bien, pasa. —De nuevo su irritante tono sarcástico, pero esto es un avance. —¿Has notado algún patrón para que estos síntomas aparezcan? ¿Algo que hagas o tal vez comas y bebas los detona?