29 |Alejandro|

1.1K 117 78
                                    

Este muchacho (no puedo llamarlo hombre porque no puede tener más de quince años) me sigue abrazando y mi corazón se acelera, mi respiración se hace errática y entro en un pánico tal que no consigo hacer algo para quitármelo de encima

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Este muchacho (no puedo llamarlo hombre porque no puede tener más de quince años) me sigue abrazando y mi corazón se acelera, mi respiración se hace errática y entro en un pánico tal que no consigo hacer algo para quitármelo de encima.

Klaus entra en acción y con una mano lo empuja arrojándolo al suelo mientras que con la otra me oculta atrás de su espalda en forma protectora.

Mi corazón quema al verlo caer al suelo y se altera de terror al verlo levantarse para volver a mí, pero no es eso lo que más me asusta, es el hecho de que Klaus parece dispuesto a atacarlo.

—¡No lo toques! —Grito tomando el brazo de Klaus apartándolo del chico y ahora es él quien se oculta atrás de mí, pero como me toca, yo me giro en su dirección. —Y tú no me toques a mí, por favor. —No lo conozco de nada, pero le quiero mucho y, a pesar de eso, no tolero que me toque.

—Madre, ¿Por qué hablaís de forma tan bizarra? —Me pregunta en español nuevamente, tratando de acercarse a mí y Klaus no lo empuja esta vez, solo se pone en medio. —¿Y quién es este fulano de aquí? Además, ¿Por qué os pavoneaís con ropas tan extrañas?

—¿Tú...?

—Estás sangrando. —Interrumpo lo que sea que Klaus fuera a decirle, mientras, aún escondida trae él, señalo las palmas del joven. —Sangras. —Le digo en español y él baja la mirada, descubriendo sus palmas horriblemente raspadas como si acabara de tener un accidente de motocicleta. —¿Estás bien?

Quiero acercarme a él y vendarle las heridas ¡Mejor aún! Curarlo, pero no puedo tocarlo.

—Pero si esto no es nada, madre querida. —Afirma negando en forma despreocupada y baja las manos, así yo no tengo que verlo. —Lo que me intriga en realidad es ¿Por qué estáis vestida de esta forma como...? —Y se calla, viendo a su alrededor, viendo el mundo como si fuera la primera vez que lo hace... creo que es así. —Oh, mi dios, todos andaís vestidos de esa forma y... ¿Qué es eso? —Señala en dirección a un autobús, que justamente le da por hacer un ruido de exhalación en el tubo de escape, lo cual hace que el extraño saque una daga de su bolsa y apunte con ella al vehículo. —¡Apartaos! Aquella bestia de acero... —Y se calla, o más bien, Klaus lo calla dándole un golpe en la cabeza y dejándolo inconsciente.

—¡Klaus! —Le grito a Klaus, enfurecida de que se haya atrevido a pegarle.

—Estaba llamando la atención. —Veo a mi alrededor y efectivamente, hay un grupo de gente viéndonos y otro con teléfonos en mano grabando. —Yo creo que hay que dejarlo ahí y...

—No lo vamos a dejar ahí, tenemos que llevarlo. —No soy capaz de dejarlo ahí, ni siquiera de verle las manos lastimadas por culpa del empujón de Klaus, mi corazón se rompe con la simple idea de que esté solo. —Cárgalo.

—¿Cómo? —Responde ofendido. —Yo no lo voy a cargar, tú eres la que quiere llevárselo, así que cárgalo tú.

—No puedo ni tocarlo.

Keyla {Klaus Mikaelson}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora