47 |La baratija|

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Klaus se fue hace un rato, tal vez a contar la noticia de que va a ser padre de nuevo, o iba, porque planeo cumplir mi promesa de no permitirle ver a este par

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Klaus se fue hace un rato, tal vez a contar la noticia de que va a ser padre de nuevo, o iba, porque planeo cumplir mi promesa de no permitirle ver a este par.

Apenas logré hacerme a la idea de que estoy embarazada, ¿Ahora resulta que son gemelos? Claro que hice un escándalo en cuanto se confirmó, preguntando cómo diablos pudo pasar esto y resulta que viene por mi parte de la familia: los embarazos múltiples son comunes, Lucinda y yo fuimos casos excepcionales.

Dos... Según Davina, lo más probable es que sea un niño y una niña...

Mi teléfono suena y dejo de picar las verduras para la cena de los humanos aquí, reviso quien llama y pienso en colgar sin responder, pero quiero tener todas las versiones antes de cometer una locura y solo por eso respondo.

—Mikeyla, sé que ahora mismo soy la persona con quien menos deseas hablar, pero...

—Al punto, Elijah. —Le ordeno apoyando el teléfono entre mi hombro y el oído y sigo picando. No es que haga falta, puedo dejarlo a un lado y escuchar bien, pero quiero distraerme lo más posible de Elijah.

—El hombre que tú conoces, aquél que conociste siglos atrás pasó mil años siendo otra persona. —¿Por qué todos tienen el código de machos? ¿En serio llama para excusarlo a él y no para darme una explicación forzada de su culpa? —No voy a excusarlo, eso es algo que él solo debe hacer. —Eso está mejor. —Pero quiero disculparme por nuestro comportamiento.

—¿Nuestro?

—Sé que hablo en nombre de nuestra familia cuando me disculpo por no habértelo dicho. Todos teníamos fe en que él lo haría y decidimos dejarlo hacerlo... No puedes culparnos por seguir el voto que hemos honrado durante siglos.

—Elijah, lo que más me duele es que creí ser parte de ese famoso voto... Y por lo que me han contado, si lo fui, terminé traicionada y no estoy exagerando porque era mi mamá. —Ellos no lo van a entender con la porquería de madre que tuvieron, pero quien haya tenido una buena madre lo entenderá y, además, yo fui su asesina, merezco mi ira. —Creí que al menos los niños que espero serían parte de ese voto.

—¿Lo qué?

—¿Klaus no les ha dicho? —El silencio sepulcral del otro lado de la línea es la confirmación que necesito. —Estoy embarazada, es de Klaus, son dos ¡Felicidades! Serás tío de nuevo. —Le informo de la forma más venenosa que puedo. —Pero yo no soy una loba huérfana que busca cariño, soy una original a la que le regresaron a su familia, así que yo tomo las decisiones.

—Mikeyla...

—Como siempre, fue un placer hablar contigo, Elijah. —Y cuelgo la llamada, dejando caer el cuchillo, admirando el milagro que es no haberme hecho mil cortadas y dejar cubierta la espinaca de sangre.

Hay dos toques en la pared y volteo automáticamente, encontrándome con quien menos quería hablar a pesar de que lo traje aquí. No se me puede culpar por estar alterada y un poco confundida, digo, amé a este hombre durante siglos, lo perdí y ahora está de pie frente a mí como si nada hubiera pasado.

Keyla {Klaus Mikaelson}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora