44 |Bola de nieve|

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KLAUS

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KLAUS

Elijah le entrega la ropa al idiota que dijo llamarse Caleb en cuanto apareció y no entiendo por qué le da ropa, no es que se vaya a quedar mucho tiempo aquí como para que deba quitarse su arcaica vestimenta.

—Gracias, estimado. —Le habla en inglés tomando las prendas y se da la vuelta, pero no es que haga mucho porque comienza a desvestirse frente a nosotros sin pudor alguno.

¿Era gitano el hombre? Porque aparentemente no conoce lo que es la decencia, mucho menos cuando se baja los pantalones y me levanto dispuesto a ordenarle que se detenga y vaya a algún otro lugar, o que se tire al suelo y lo haga cubierto por el escritorio.

Pero dos manos, una sujetando cada uno de mis brazos, me detiene.

—El hombre acaba de volver de la muerte, déjalo en paz. —Me ordena Rebekah, que no cumple mucho con la devoción que una esposa debe mantener desde que este sujeto llegó. —No hace nada malo...

—No tiene nada de malo... —Sigue Freya, pero ella si me encaja las uñas y ella tampoco sigue los requisitos de una buena esposa...

—Debo admitir que Keyla tiene buen gusto. —¿Cómo Freya va a mantener sus pensamientos limpios cuando su esposa se encuentra tras de mí haciendo lo mismo? —Caramba, necesitas un buen trasero para esos trajes y ese hombre lo tiene.

Volteo a ver al humano a los comentarios de la parte femenina de mi familia y finalmente se encuentra vestido con unos vaqueros que rozan las prendas elegantes, también con una camisa que parece no saber abotonarse porque la deja abierta al momento de darse la vuelta. Yo le hubiera arrojado un pedazo tela sucia y habría quedado perfecto si tanto querían quitarle el kimono europeo que traía.

—Siempre he tenido dedos torpes y me disculpo por eso. —Se queja cuando ni siquiera intentó abrochar los botones de la camisa.

—No, tranquilo. —Hablan las tres mujeres a mi alrededor.

—Es un nuevo siglo y tú te debes adaptar. —Habla Rebekah y, honestamente, no entiendo qué le ocurre. Si hay una mujer en este mundo que ha conocido gran variedad de hombres, es ella ¿Por qué se comporta de esta manera? —Tómate todo el tiempo que necesites...

—Yo te puedo ayudar a abrocharla si lo deseas. —Ofrece Freya y no soy el único que voltea a verla sorprendido, Elijah también lo hace. —O no, como tú refieras...

—¿Te sientes cómodo con lo que usas? Te puedo ayudar a conseguir algo más... —Cuando Keelin habla me doy cuenta entonces que todas parecen hablar gimiendo ¡Un asco total!

El tipo no es atractivo, no entiendo qué les pasa.

—Les agradezco mucho la atención, encantadoras damas. —Hay chillidos de adolescentes a mi alrededor y quiero gritarles que se controlen o simplemente se larguen de una vez por todas. —No quisiera abusar de las atenciones que me han brindado, pero...

Keyla {Klaus Mikaelson}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora