III Actuar

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Se dejo caer hacia atrás, desparramando todo su cuerpo gustosamente en el césped. A su lado sus queridos amigos de secundaria hacían lo mismo mientras Makoto soltaba alguna que otra idiotez, haciendo reír a los demás.

Después de un par de semanas sin verse por fin habían podido reunirse, poniéndose al día con chismes y sucesos graciosos que les ocurrieran. Takemichi les conto sobre su nuevo grupo de amigos. El hecho de que en un principio solo había querido alguien con quien hablar y había terminado involucrado en un ruidoso y desastroso grupo, que además dichos miembros eran pertenecientes a la famosa Toman.

Sus amigos se habían sorprendido al enterarse de ese hecho, más aún al recordarle que hace medio año había 'prometido' alejarse de esos asuntos, él se había apenado excusándose con que los miembros de la Toman que eran sus amigos no eran malas personas, desastrosos, ruidosos y problemáticos, pero no malas personas.

Paso la tarde hiendo de aquí allá con Akkun, Makoto, Yamagishi y Takuya, evitando hablar de cosas relacionadas con la escuela lo más posible, no era momento para hablar de cosas tristes.

Durante ese tiempo sintió su teléfono vibrar un par de veces en señal de haber recibido un nuevo mensaje, decidió dejarlos para después y concentrarse en disfrutas esa tarde con sus amigos a quienes había extrañado y le habían hecho falta en su nueva vida escolar.

Para cuando anocheció recién llegaba a su casa; adentrándose en su habitación se quitó su chaqueta y se dejó caer pesadamente en su cama, soltando un suspiro saco su teléfono de su bolsillo leyendo los mensajes que había recibido, respondiendo a todos con mensajes cortos.

Sintió un pesar cuando leyó el par de mensajes que le había dejado Manjiro.

Desde esa noche en donde le confeso el destino de su hermano mayor, había estado sintiendo una incomodidad acompañada de un pesado sentir cada que estaba alrededor suyo, si bien sabía que no había mucho que pudiese hacer eso no evitaba que se sintiese mal al recordar el frio ónix de Manjiro, donde había percibido un deje de desolación y tristeza reprimidos. Quería hacer algo que lograr mitigar, aunque fuese un poco todo ese sufrimiento que había visto en su mirada.

Y lo haría.

...

—Eso es todo por hoy. La reunión termino, pueden irse.

Relajo un poco los hombros viendo como sus miembros de la pandilla se dispersaban rompiendo filas de sus divisiones y se comenzaban a retirar poco a poco del templo, vio a sus capitanes de soslayo acercarse entre sí e iniciar a hablar.

Draken un par de escalones por debajo de él chasqueo la lengua al escuchar una tontería dicha por uno de sus amigos, se giró a mirarlo. Mikey lo miro curioso y le sonrió suavemente.

—¿Qué pasa Ken-chin? —hablo usando el apodo con el que solo él se refería al alto y el mismo que sabia al otro molestaba, bajo los escalones que lo elevaban y se paró en el mismo escalón en el que se encontraba Draken esperando su respuesta.

—Estas algo raro, ¿ocurrió algo?

Mikey lo miro en silencio, sin comprender a que se refería el otro, según él actuaba normal, nada fuera de lo común. Iba a responder cuando fue interrumpido.

—¿Raro? De qué diablos hablas Mikey es raro desde siempre —especto Baji con burla, él y los demás capitanes y subcapitanes se acercaban a donde ellos, tal parecía había escuchado la pregunta del trenzado—, mira que tragar tanta mierda como si no tuviera fondo todos los días no es muy normal que digamos, sin contar que, quitando a la pandilla, este no hace más que comer y dormir, por eso esta como esta.

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