XXXVII Inquietud

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Sentía el bombear de su sangre resonar con fuerza en su cabeza, incapaz de creer lo que estaba escuchando solo podía permanecer anclado a su lugar, oyendo las palabras salir una tras otra de la boca de la persona frente a él.

¿Un remplazo?

¿Eso había sido?

¿Por qué?

Sabía que Eunji era una mierdecilla realmente vil y molesta, pero ¿llegar a tales extremos? ¿solo para fortalecer aun mas su dominio en la pandilla?

Usar a Shinichiro para que hiciera algo que él mismo no podía porque sabía que nunca podría llegar a ser como el Resplandor era algo realmente bajo, más aún cuando Shinichiro no tenía opción alguna y había confiado ciegamente en él.

Takemichi no podía hacer mas que enojarse cada vez más conforme Inui continuaba relatando todo lo sucedido con Sano Shinichiro antes de que muriera. Quiso creer que Inui había decidió ser cruel con él y gastarle una muy, muy, muy mala broma, pero él podía ver claramente como el mismo relato afectaba al rubio frente a él, en varias ocaciones Seishu había tenido que parar para poder tomar aire y conjugar bien las próximas frases a decir, y mas el enojo que mostraban sus ojos Takemichi no tuvo mas remedio que aceptar que aquello que oía no era una broma.

—Cuando Shinichiro supo lo que tramaba Eunji quiso dejar Ego y tratar de negociar con él para pagar su deuda pero ese idiota se negó y lo dejo sin salida —para entonces la furia que destilaba la voz de Inui burbujeaba también en el interior de Takemichi y Chifuyu, apretando con fuerza los puños sintiéndose impotentes porque ya no había nada que se pudiese hacer para evitar lo que ya había sucedido—, tal parece que Shinichiro no lo soporto por mucho tiempo y se termino revelando y sin permiso de fue de Ego, por supuesto eso no le pareció a Eunji y termino planeando como silenciarlo porque era un traidor y por lo tanto su enemigo... él... Shin-san fue el saco de boxeo de todos los altos mandos de Ego, no sé los detalles pero estoy seguro que puedes darte una idea que tan hijos de puta fueron con él Takemichi.

Su cuerpo temblaba. Claro que sabia que tan mierdas podían ser, él lo había vivido en carne propia, aun a veces cuando sus recuerdos le jugaban en contra creía poder escuchar los gritos y sollozos de Hina mientras él era incapaz de ayudarla y sacarla de ese sufrimiento.

Miro a Inui, un agradecimiento silencioso fue recibido, no había más que decir pues todo ya había sido dicho, con un gesto de cabeza le dijo a Chifuyu que se fueran.

El camino de regreso fue silencioso, ambos metidos en sus propios pensamientos que giraban entorno a una misma persona. Horas antes cuando iban de camino a su encuentro con Koko e Inui nunca imaginaron que las cosas resultarían así.

Chifuyu estaba confundido, pues una persona a quien llego a admirar un poco resulto ser alguien diferente, quien cayo una y otra vez en trampas de quienes se aprovecharon de su ingenuidad y desesperación; posiblemente no podría recordar a Sano Shinichiro de la misma forma, era jodido, bastante, y aun así la pequeña espinita de querer haber podido hacer algo por él era bastante molesta. No servía de nada, se decía a si mismo, pues bien sabía que así como ni siquiera a sus amigos o familia acudió menos dejaría que un mocoso menor que él le tendiese la mano en ayuda, no a menos que fueras el imbécil de Eunji aprovechándote de su debilidad para engaño y utilizarlo.

Se despidieron poco antes de llagar a la casa de Takemichi, prometiendo que Chifuyu no le contaría a nadie, Baji y Kazutora, nada de lo que había oído ese día.

...

Estuvo distraído por el resto de la tarde, en la cena con sus padres poco hizo el intento de charlar y si ellos lo notaron raro ninguno lo quiso mencionar de momento, dándole su espacio a Takemichi para pensar libremente en aquello que lo tenía tan distraído.

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