XXIV Afectar

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Mikey no había querido dejar de aquella forma a Takemichi, sin embargo no supo cómo reaccionar ante lo que este le confesó. Era algo que nunca se le pasó por la mente, actuó inconscientemente, dejándose guiar por la bruma y lo atónito que se sentía.

Llegó a creer que lo que acomplejada a su novio era algo como que Ego le daba miedo o lo había llegado a intimidar, pero no aquello.

Takemichi, su novio, era un fundador de la pandilla a la que más detestaba en la vida.

¿Era esto una especie de castigo por ser un cabezazo en el pasado cuando llegó a preocupar a Emma y al abuelo después de la muerte de Shin-nii?

Todo tenía que ser una jodida broma, pero por más vueltas que le daba en la cabeza al tema de su novio entre las filas de Ego, más se daba cuenta que no lo era, de broma no tenía nada, y el tono, aunque quebradizo pero serio que había utilizado Takemichi aquella noche era prueba de ello. No había mentiras.

Manjiro se pasó el resto del fin de semana asimilando todo y pensando en cómo arreglar las cosas con Takemichi, la había cagado, ¿en qué medida? no lo sabía, pero lo hizo. Sabía que su novio había esperado más de él cuando le confesó aquello que a leguas se veía que le costó un montón en hacerlo. Y Mikey, él sólo se había marchado sin escusa alguna y lo dejo ahí, solo y confundido en su habitación mientras huía como todo un cobarde a casa y se refugiaba de todo en su habitación.

Estaba realmente agradecido con que se abriese a él. Por ello era que desde el lunes se había empedernido en pasar todo el tiempo posible juntos, quería hacerle saber a Takemichi de alguna forma que todo estaba bien, que su pasado no influía en nada con el presente.

Porque se dio cuenta el lunes en la escuela cuando lo volvió a ver, con solo una mirada, que Takemichi no estaba bien; la incomodidad que presentó a su alrededor era espesa y sentía que se le pegaba a la piel como si fuese una asquerosa sustancia viscosa, por ello actuó tan normal como pudo con él, y lo recibió con besos y abrazos, tal y como hacía siempre que se veían en el almuerzo con el fin de avergonzarlo y molestar a sus amigos. Se esforzó por aparentar que nada pasó.

Por ello los lleno de salidas tras la escuela, pasando la tarde y noche juntos hasta que llegase la hora en la que Takemichi tenía que volver a casa y entonces lo iría a dejar y volvería a la carga al día siguiente, acaparándolo todo el tiempo posible entre descansos, para después volver a repetir la rutina impuesta por él al salir de la escuela.

Y él creía que lo hacía de maravilla porque Takemichi no negaba su toque, ni sus besos ni nada, incluso los devolvía, un poco titubeante, pero lo hacía, y entonces Mikey sentía que todo estaba bien.

Porque podía que el que se marcharse de aquella forma de la casa del menor después de que esté le confesarse algo gordo los afecto a ambos más de lo que les gustase, pero el cariño y tiempo juntos se encargaba de arreglarlo, no de inmediato, pero lo hacía, por lo que las miradas evaluadoras de Ken-chin no eran nada, ese tipo a veces veía cosas donde no, y si bien pudiese ser que a pesar de los días el aire alrededor de ambos era un poco... expectante, no por ello diría que estaban mal, porque no era así.

Porque el hecho de que Takemichi fuese un maldito miembro de la pandilla de la que tenía sospechas sobre la muerte de su hermano no era lo suficiente para estar mal, por supuesto que no. Manjiro no se dejaría afectar por ello, porque prometió dejar las cosas en el pasado y seguir adelante.

Y lo hizo.

Hasta ahora

Lo intento, pero no pudo más.

Era una maldita mierda todo, ¿por qué tenían que ser las cosas así? ¿Por qué una de las personas que más quería? ¿Por qué su Takemitchi?

Enserió que no quería que las cosas se fueran por la borda pero no sabia como actuar con su novio, ¿estaba molesto? Por su puesto que no, ¿inquieto? Un poco tal vez, y era justamente por esa inquietud que todo se sentía tan... mal.

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