XVII Paz deseada

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Todo había sido un sueño.

Un dulce sueño del que no quería despertar.

Tan mágico.

Hermoso.

Placentero.

Y, sobre todo, reconfortante.

Porque haber sido uno con Mikey, la persona a la que más quería y apreciaba, fue como un bendito sueño en que daría lo que fuera por permanecer siempre ahí, tumbado en su cama siendo apresado por un brazo que se cernía apretado a su alrededor, sintiéndose cálido y protegido del cruel mundo de allá afuera.

—Buenos días.

La adormilada y un poco ronca voz de Mikey saco a Takemichi de sus pensamientos, con una boba sonrisa creciendo en sus labios se dio vuelta encarando al rubio que lo veía a través de uno solo de sus ojos entrecerrado, el otro era frotado perezosamente por su mano hecha puño.

—Buenos días, Mikey-kun.

Manjiro abrió del todo sus ojos y observo atento al rubio a su lado, paso su mirada detenidamente por todos sus rasgos, verificando y a la vez buscando que todo estuviese bien.

—¿Mikey-kun?

Al oír el llamado confundido de su novio, volvió sus ónix a los brillante ojos azules de Takemichi que aquella mañana parecían brillan intensamente.

—¿Dormiste bien, Takemitchi?

—Eso debería preguntarlo yo —con el ceño fruncido Takemichi se acomodo mejor en la cama, acercándose un poco mas al cuerpo contrario en busca de calor—, después de todo ayer, bueno, anoche, después de terminar... eso, solo alcanzamos a cubrirnos con una sabana antes de caer dormidos.

Mikey asintió dándole la razón, después de todo era verdad que solo estaban cubiertos por la delgada sabana del juego de cama de Takemichi, pero no había sido real problema, entre ambos había pasado la noche acurrucados entre sí, brindando calor el uno al otro.

Risueño Mikey abrazo a Takemichi al recordar lo bien que se sentía el dormir junto a su Takemitchi.

—Dormí de maravilla, Mitchi —susurro a los alborotados rizos del menor—, nada mejor que dormir contigo y poder abrazarte como a un gran oso de felpa —apretó más su abrazo regocijándose de la risa de la persona en sus brazos—, pero, ¿tú estas bien? ¿no te duele nada?

Preocupado bajo la mano tanteando a ciegas el trasero desnudo de Takemichi, quien ante el toque no pudo evitar respingar y tratar de alejar a Manjiro nerviosamente, fallando vilmente en el intento.

—No, Mikey-kun, quita tu mano de ahí —luchaba con su vergüenza que tal parecía había escogido aquel momento para volver a resurgir, y con la gran resistencia que estaba poniendo Mikey para dejarse alejar de él, internamente Takemichi bufo—, no me... no me duele nada ¿ok? Lo hiciste bien anoche y no estoy tan a-adolorido.

Ante sus palaras Mikey se rindió y volvió a inspeccionar con la mirada a Takemichi, poniendo su mano bajo su barbilla obligándolo a encontrarse con su oscura mirada, miro fijamente aquellos ojos en busca de algún rastro de mentira mas no encontró nada, con un suspiro se relajó y volvió a su faceta juguetona que se regocijaba molestando a Takemichi, verlo sonrojarse era toda una dicha para él, y lo fue aún más cuando le pidió con lujo de detalle que le contase como había estado la noche anterior.

Y mientras Mikey disfrutaba de su sufrimiento, Takemichi sentía que moría de vergüenza al darle lo que quería.

...

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