XXVIII Olvidarse de todo

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El golpeteo incesante en su puerta lo desespero, lanzo un gruñido exasperado mientras alcanzaba el pomo.

—Oye, no te ofensas, pero, ¿otra vez tú? Mi casa no es albergue, ¿sabes? —reclamo con falso fastidio, la mueca que recibió lo hizo flaquear—. Ya, es broma, Take-chan, pasa.

—Te he dicho que no me llames así.

Rodo los ojos, Takemichi ingreso a la casa golpeando 'suavemente' el hombro de Takuya de paso, el quejido de su amigo llego a sus oídos pero lo ignoro, tal cual si fuese el propio dueño de la casa se adentro a la cocina con toda confianza, hizo una mueca cuando al abrir la nevera no encontró lo que buscaba.

—Akkun te llama así, ¿Por qué yo no?

—No hay leche de fresa —señalo lo obvio con el ceño fruncido en dirección al castaño claro que lo miraba impasible desde la entrada de la cocina, ignoro lo que le dijo.

—A nadie aquí le gusta, por eso mamá ya no la compra.

Takemichi puchereo extrañando de pronto los días en los que siempre encontraba leche de fresa en la nevera de su amigo, cerro la nevera después de tomar una lata de gaseosa e ignorando nuevamente la voz sarcástica de Takuya sobre sentirse como en su casa, subió a la habitación de este con familiaridad. Hasta el año pasado, Takemichi podía decir que conocía la casa de Takuya y Akkun mejor que la suya, al final de cuentas pasaba más tiempo ahí que en su propia casa, donde sus padres no llegaban hasta bien entrada la noche y no tenia nadie que lo recibiera hasta entonces.

Hasta hace un año sus tardes eran de estar en casa de sus amigos, vagar por Shibuya con sus amigos a estar con su novia en la casa de esta o ambos saliendo a donde sea, eso claramente cambio cuando Hina murió.

Sus padres preocupados por su salud comenzaron a ser mas conscientes de todo el tiempo que lo dejaban solo e iniciaron poco a poco a integrarse nuevamente en su rutina. Ahora era raro el día en el que por lo menos no cenaran juntos.

Tal cual como en los últimos tres días pasados, sus amigos estaban reunidos en la casa de Takuya, seguramente la madre de Akkun se harto de tener a los cuatro en su casa sin hacer nada productivo y los corrió, como fuese, Takemichi ingreso y se dejo caer pesadamente en la cama del castaño con cansancio.

—¿De nuevo aquí?

Takemichi emitió un sonidito afirmativo a la pregunta de Makoto.

—Ok, es el cuarto día seguido en el que te nos unes, ¿Qué paso? —pregunto Akkun después de un momento, Takuya igual de curioso se giro a mirarlo.

Takemichi sentía ambas miradas sobre él, las ignoro. Maldito Akkun y lo fácil que lo leía.

—¿Tiene que pasar algo para que los quiera ver? —respondió con otra pregunta, desde su lugar los vio negar, sonrió.

—Ya, solo di que te aburriste de tus amigos de la Toman y decidiste regresar con los mejores.

No contesto, tensándose un poco ante la mención de aquellos. Dejo que el silencio sirviese como única respuesta a la pregunta del de lentes.

—¿Es eso? Aw Take-chan, chicos vieron, nos extrañaba. Ya te estabas tardando, desgraciado —Takemichi resoplo ante las estupideces de Yamagishi, la queja porque dejasen de llamarlo de la misma forma que hacia su madre murió ahogado en las mantas de la cama de Takuya.

—Ni quien te extrañe a ti y tu irritante voz de mierda.

Kazushi detuvo la zarda de sonidos bobalicones al oírlo.

—Andamos bravos, ¿eh? —pregunto burlón, sin sentirse en lo absoluto afectado por las mordaces palabras del rubio.

—Solo un poco —respondió Takemichi.

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