EPILOGO

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Dos meses después.

La postura recta de Mikey se quebró cuando se inclinó rígidamente ante los adultos enfrente suyo.

—Les prometo que cuidare y protegeré a Takemichi en cuando me sea posible —recito serio sin levantarse de su posición frente a los padres del mencionado—, pero, sobre todo —hablo aún más serio si es que eso era posible—, prometo hacerlo feliz.

Su madre sonreía suavemente mientras que su padre permaneció estoico en su lugar, pero él pudo ver como sus hombros perdían un poco de rigidez, Takemichi por su parte no sabía si reír o llorar. Todas las acciones que Mikey había realizado desde que había llegado a su casa con la intención de presentarse formalmente ante sus padres lo tenían al borde, sentía que en cualquier momento las emociones lo engullirían y saltaría sobre su novio para rodearlo con sus brazos y llenarse de él y el inmenso cumulo de fuertes sentimientos que siempre le producía.

—Si hablas con la verdad... —la baja y pesada voz de su padre rompió el silencio.

—¡Lo hago! —respondió Mikey tan solo subiendo un poco la mirada para mirarlo directamente a los ojos, a cambio recibió una suave sonrisa de su madre, muy parecida a la que Takemichi daba cuando estaba feliz o a punto de quedarse dormido sin querer hacerlo.

—Entonces, cuida mucho de Take-chan, Manjiro-kun —y la suave voz de su madre más el lento asentimiento de su padre fueron suficientes para que Mikey sintiese la tensión y los nervios finalmente abandonar su cuerpo.

...

—Juro que creí que me cagaría encima.

La fuerte risa de Takemichi inevitablemente le saco una pequeña a Mikey.

Ambos estaban ahora en la habitación del menor después de haber cenado cortamente con sus padres antes de que uno de estos tuviese que volver al trabajo y el otro se retirase a su propia habitación.

—También lo creí —respondió tratando de calmar su respiración, Mikey puchereo al oírlo.

—Que malo eres.

Takemichi rio más fuerte al verlo, tan solo causando que asentará más su mueca, solo un tiempo después de ahogarse entre risas finalmente se calmó lo suficiente como para ya no doblarse sujetando su estómago.

—P-perdón —se disculpó agitado pegándose al mayor quien lo intento separar sin ganas de su costado—. Lo siento, Manjiro, me perdonas ¿sí? —susurro a su oído.

Mikey se tensó un poco antes de alejarlo de un empujón que tumbo a Takemichi de lado sobre la cama mientras volvía a reír.

—Pequeña mierda, ¿quieres morir? —amenazo Mikey subiéndose encima suyo e inmovilizando sus muñecas, su agarre se apretó más cuando Takemichi lo miro desde debajo suyo con una sonrisa altanera en sus suaves labios.

Mikey se le quedo mirando un par de segundos antes de gruñir enojado y bajar la cabeza para reclamar sus labios en un brusco beso lleno de mordidas descuidadas y succiones fuertes. Takemichi gustoso lo recibió, abriendo más la boca para dejar ingresar la escurridiza lengua que tanto le encantaba.

Estuvieron besándose por un largo tiempo, solo separándose cuando el oxígeno disminuyo y sus labios hormigueaban placenteramente.

—Te amo —susurro Takemichi con su respiración aun agitada.

Mikey inhalo bruscamente aun sin salir de encima suyo, una gran sonrisa se extendió por sus labios, la hermosa imagen de Takemichi recostado debajo suyo con la cara roja y la respiración acelerada le encantaba, sin embargo, lo hacía más cada vez que su novio decía aquellas palabras que inevitablemente le sacaban una boba sonrisa como la primera vez que las escucho.

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