XV Septiembre |II|

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Aquel día era lluvioso y soleado, triste y alegre, sombrío y luminoso para Kisaki, porque aquel 18 de septiembre marcaba un año.

Un año desde que había perdido a su mejor amiga en manos de la injusticia y soberbia.

La avaricia.

Como cada mes, Kisaki visito la tumba donde yacían los restos de Hinata Tachibana.

Con sumo cuidado, ignorando los que se encontraban ya ahí, coloco el pequeño ramo de flores frente a la lapida con su nombre y fechas de vida, una sonrisa triste tiro de las comisuras de sus labios, los pardos ojos de Kisaki se empañaron con pequeñas lágrimas.

El sol brillaba en todo su esplendor desde su lugar en lo alto del cielo, pero para muchos, los que sufrían la muerte de aquella chica que una vez fue tan alegre y brillante como los rayos que en ese momento enmarcaban su lapida, el día no era más +que uno nublado y triste.

—Hola, Hina. Otra vez soy yo.

Con delicadeza y dolor en su pecho trazo con la yema de sus dedos los caracteres que formaban el nombre de su mejor amiga, como cada vez que iba a verla.

—¿Sabes? Creo que me metí en algo que no te hará del todo feliz allá donde estés —soltó con falsa mofa—, aunque no soy el único, él también se ha estado metiendo en malos pasos últimamente, sabes como es de cabeza dura y no entiende razones, es por eso por lo que decidí seguirlo y esperar a donde llegaremos a parar.

Kisaki reajusto sus lentes sobre el puente de su nariz, trago saliva en seco, realmente no sabía qué hacía ahí hablándole a una tumba que sabia nunca le respondería. Porque Hinata estaba muerta y por mas que sus restos descansaran ahí ella no le respondería como él tanto quisiera.

Se quedo en silencio, parado ahí frente a la lápida, sus pensamientos hiendo en dirección de aquel que últimamente los ocupaba, estaba un poco inquieto porque a pesar de haber aceptado ser parte de aquel loco plan en busca de una estúpida venganza que creía no del todo necesaria, seguía teniendo ciertas dudas que sabia solo una persona podría resolver. Tenía que encontrarse con él y aclarar ciertas cosas pendientes, no lo había podido hacer la última vez que lo vio y no estaba dispuesto a perder más tiempo.

Necesitaba conocer mejor sus motivos, porque por mas que le doliese los que hasta el momento sabia no eran del todo suficientes para asegurarle que en lo que estaba participando era merecido. Una voz profunda en su mente, aquella que estaba teñida de furia y rencor le decía que estaba bien aquello estaba bien, mas no lo sabría hasta no preguntarle cara a cara.

Kisaki se inclinó una vez más sobre la lápida y volvió a darle un ultimo recorrido al nombre grabado de Hinata, haciendo énfasis a aquel conjunto de números que indicaban su inmediata fecha de muerte.

—Vendré a verte proto, hasta entones Hina.

Dio media vuelta y comenzó a alejarse lentamente de aquel lugar, al salir del cementerio decidió que era hora de comenzar a moverse.

Antes de que el tiempo siguiera corriendo y la bomba de tiempo que se formaba explotase.

El primer paso era verse con él.

...

Naoto Tachibana se consideraba a si mismo un hombre serio y tenaz en su mayoría de veces, sin embargo, Naoto no siempre lograba controlarse del todo a si mismo.

Ese 18 de septiembre lo recibió junto a su familia con un gran vacío en su pecho, anhelando la falta que su hermana representaba en sus vidas desde hace un año, cuando la perdió.

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