XXXI Me tienes a mi

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Todo era tan tranquilo, la calma que sin saber estuvo buscando con desesperación en los últimos días por fin lo embargo.

Mikey apresaba fuertemente entre sus brazos a aquel tembloroso cuerpo que parecía querer fundirse con él. Hace rato Takemichi se había calmado lo suficiente como para que los hipidos y jadeos lo dejasen respirar con normalidad.

—¿En serio me crees? —pregunto Takemichi, débil, con el miedo calándole en su interior, siendo notable en sus palabras.

¿Qué haría si Mikey al final no creía en él? O peor aun, ¿y si ahora lo aborrecía y decidía que ya no quería tener nada que ver con él?

Takemichi no creía estar listo para tal escenario.

El silencio providente del mayor lo alerto, lentamente un frio sudor comenzó a correr por sus cienes.

—¿Mikey-kun...?

Mikey apretó mas sus brazos a su alrededor, estrechándolo tanto como fuese posible, escondió su oscura mirada en los alborotados mechones rubio chillón del menor, inhalando vicioso el suave aroma que desprendían, imbuyéndose a un efímero viaje armonioso de flores frescas y brisa veranial.

Su suave asentimiento no pareció calmar a Takemichi, pues este se tensaba más y más conforme los segundos pasaban.

—Te creo.

Dijo por fin, aun sin salir de su dulce escondite.

Takemichi sintió su temor menguar, mas no del todo, el simple hecho de que Mikey hubiese tardado tanto en responder le daba una inseguridad tremenda.

—¿D-de verdad?

Mikey finalmente salió de su escondite en sus rubios cabellos y conecto su mirada con la suya, el profundo e hipnotizante negro carbón y aquel cristalino azul se encontraron, ambos transmitiendo al otro una infinidad de sentimientos que ni ellos mismos eran capases de asimilar del todo. Con el mayor cuidado y delicadeza que le fue posible poso su mano sobre la mejilla marcada por surcos secos de lagrimas de Takemichi.

Los destellos de sincero cariño que había en su mirada eran tales que si Mikey se veía a si mismo no dudaría en decir que parecía estar a punto de llorar, brillaban tanto como nunca pudo imaginarse que lo haría, y solo lo hacia para él. Para Takemichi.

—Lo hago —una suave sonrisa floreció en sus labios—. Te creo, Takemitchi, si tú me dices que todo aquello que hiciste no era lo que querías te creeré completamente.

Takemichi boqueo, sorprendido por las sinceras palabras de Manjiro.

—Pero... hice cosas malas, era consiente de ello cuando las hice... yo-

—¿Y que tiene? ¿Crees que yo como líder de la Toman no he hecho cosas malas también? Transitamos en el bajo mundo, Takemitchi, tarde o temprano nos veremos manchados por la suciedad que hay aquí abajo —dejo de repartir masajes en forma de circulo a su espalda para pasar a sostener su rostro con ambas manos, buscando que no rehuyera a su mirada, su pequeña sonrisa creció un poco mas al verlo debatirse, resultaba tan tierno ver a Takemichi morderse descuidadamente los labios—, el punto esta en saber cuando parar y poder seguir adelante a pesar de estar manchados. No te diré que todo lo que hiciste como líder de Ego no dejo un impacto, porque ambos sabemos que lo hizo, la pandilla que creaste ahora es considerada toda una plaga que solo sabe crear caos a donde quiera que va; sé que ese no era el propósito pero ya no hay nada que se pueda hacer por ello, sin embargo no te atormentes tanto, como te dije, no diré que no fue gran cosa, pero, tampoco te castigues tan cruelmente. El pasado no puede ser cambiado, lo que paso paso y no hay vuelta atrás, y aun así, tú puedes continuar, seguir cargando tus errores pero sin lastimarte, simplemente llevándolos contigo, siendo consiente de ellos y aprendiendo de ellos, no es fácil, con una maldita mierda que no lo es, yo, a mi aun me cuesta no volver atrás, es tedioso y cansado, pero —con su sonrisa aun presente junto sus frentes con suavidad, manteniendo el contacto visual presente, el brillo en los ojos e Takemichi era hipnotizante—, con la compañía correcta no lo es tanto. Takemitchi. Me tienes a mi, así como yo sé que te tengo a ti, apóyate en mi tanto como quieras, quiero apoyarte así como tú lo has hecho conmigo. Déjame ayudarte.

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