Después de la cena, Aiden, Olivia y Leon se quedaron un momento más para convivir antes de regresar a casa.
Después de bañarse, Elisa le dijo a la sirvienta que la estaba esperando que se podía retirar y de un lado del baño sacó la ropa para dormir que había preparado.
Era un traje de tela transparente que había comprado para el día de hoy.
'A Richard le va a gustar, ¿verdad?'
Elisa se sonrojó al pensar en Richard, quien se estremecería cuando la viera usando este atuendo.
Cada que lo seducía él se convertía en una bestia llena de energía que siempre se apresuraba a querer tomarla, lo que hacía que el corazón de Elisa latiera fuertemente cada que esto pasaba.
Elisa se vestía con mucho entusiasmo ante la idea de poder seducirlo, pero el malestar en su estómago la seguía molestando.
'No me siento bien...'
No parecía tener malestar estomacal, pero se sentía incómoda todo el tiempo, como si tuviera una indigestión.
'¿Será que pronto tendré la menstruación?'
Elisa solía perder el apetito y tener mala digestión inmediatamente después de empezar la menstruación.
Fue entonces cuando recordó que su menstruación tenía retraso de un mes.
Al mismo tiempo, recordó lo que dijo Olivia en la cena.
"Ustedes dos... No hay alguna buena noticia que no nos hayan dicho todavía, ¿verdad?"
Tal vez...
Elisa recordó aquella vez que mostró síntomas similares, pero pronto negó con la cabeza.
'Richard dijo que no quiere un segundo hijo todavía, por lo que debe haber estado preparado'.
Además, nunca ha tenido un ciclo muy regular, por lo que debe haberse retrasado un poco.
Elisa, que se había emocionado por un momento, se calmó de nuevo cuando se dio cuenta que las probabilidades eran escasas.
Se dirigió con entusiasmo a la habitación con la idea de poder seducir a Richard.
Cuanto entró a la habitación, vio a Richard leyendo un libro.
Elisa se acercó a Richard, mientras se aflojaba y quitaba suavemente el vestido transparente.
Richard, que se levantó del sofá y se acercó a Elisa, se detuvo al verla retirarse la ropa, tal y como ella esperaba.
Él no aparté la mirada de ella.
Más bien, Elisa, quien planeó esta noche, evitó su mirada.
'Oh, esto me apenó. ¿Debería volver a ponerme la bata?'
Era la reacción que esperaba, pero cuando se encontró con su mirada, su rostro se calentó como una explosión.
Pero no era momento para echarse para atrás.
Elisa se acercó sigilosamente a Richard, que tenía los ojos distorsionados por el deseo, y sostuvo la cinta de la bata del traje que llevaba.
— Tu regalo soy yo...
Richard, que miraba el rostro de Elisa, sonrojado fuertemente por la vergüenza, dejó escapar un doloroso suspiro.
— Me vas a volver loco...
— ¿Acaso... no te gusta?
— ¿Me estás tomando el pelo?
Sin más tiempo que perder, Richard se levantó, y capturó los labios de Elisa en un beso.